La piedra cayó sin piedad sobre los campos de frutilla de Rosario de Lerma, la capital salteña de esta fruta, y en minutos borró el esfuerzo de toda una temporada. Los productores estiman que entre el 70% y el 80% de la producción se perdió por completo, especialmente en las parcelas de pequeños y medianos agricultores que apostaron todo a la cosecha de noviembre.
Oscar Tapia, referente de la Asociación de Productores Frutilleros del Valle de Lerma (APROFVAL), contó que el golpe fue devastador para los más chicos. “Muchos compañeros perdieron todo lo que tenían maduro y lo que estaba por cosecharse. La frutilla es re sensible, un golpecito de piedra y ya entra hongo, se pudre y chau”, explicó con bronca. En su propia chacra el daño fue menor, pero igual se fue mucha fruta lista para el mercado.
La asociación nuclea a unos 20 productores activos, aunque en total son cerca de 50 los que viven de la frutilla en Rosario de Lerma y las zonas aledañas como El Carril o La Merced. Los más nuevos, que arrancaron este año con préstamos y alquileres altos, son los que más la están pasando mal. “Les damos aliento para que no bajen los brazos, pero es duro”, admitió Tapia.
El cultivo de frutilla en Salta exige una inversión heavy: mulch, riego por goteo, fertilizantes y mano de obra intensiva. Este año ya venían con rindes bajos y ahora la tormenta les remató la cuenta. Muchos aún deben insumos y créditos que pensaban pagar con la venta de noviembre, el mes donde empieza a entrar la plata. “Encima la mayoría alquilamos la tierra, y el canon se paga igual aunque no coseches nada”, señaló el productor.
Rosario de Lerma se había convertido en los últimos años en una alternativa sólida al tabaco, con unas 12 hectáreas dedicadas a la frutilla gracias al clima ideal del Valle de Lerma: sol fuerte, noches frescas y agua de los ríos. La fruta sale firme y dulce, mucho mejor que la jujeña que llega “aguachenta” al mercado, y eso les daba ventaja competitiva.
Ahora el panorama es negro. Los productores vuelven a pedir un seguro agrícola específico para frutilla y hortalizas, algo que vienen reclamando desde hace cinco años cuando otra pedrada les voló toda la cosecha. “Hay cobertura para soja o maíz, pero para nosotros nada. Necesitamos que alguien nos escuche en el Gobierno de Salta o en el INTA, porque el clima no avisa”, cerró Tapia, mientras los campos quedan cubiertos de fruta machucada y sueños postergados.
Con información de El Tribuno