La iniciativa, impulsada por la concejal Alicia Vargas, busca darle una salida útil a las toneladas de plástico que terminan en el vertedero San Javier y, de paso, hacer calles más resistentes en una provincia donde el calor y las lluvias castigan el asfalto tradicional.
En la sesión ordinaria de ayer, los ediles votaron por unanimidad el proyecto que autoriza a la Secretaría de Obras Públicas a probar esta tecnología en sectores piloto de la capital salteña, empezando por zonas de alto tránsito como el macrocentro y los accesos a los barrios periféricos.
Vargas explicó que el plástico molido se integra al asfalto caliente en una proporción que no altera el color ni la textura final, pero sí mejora la durabilidad: “Las calles aguantan más el peso de los camiones y no se agrietan tan rápido con el sol de Salta”.
La edil destacó que esta técnica ya rueda en países como India, Estados Unidos, Brasil y Colombia, donde se construyen rutas enteras con residuos plásticos. En Argentina, Mendoza también explora su uso en caminos provinciales, lo que pone a Salta en la vanguardia nacional de la pavimentación sostenible.
El próximo paso será un convenio con la planta de reciclado municipal para separar y procesar el plástico PET y polietileno que llega al San Javier. La idea es que, en seis meses, ya circulen las primeras máquinas mezcladoras en barrios como Tres Cerritos o Limache.
Con esta medida, la capital salteña no solo reduce la montaña de basura que crece año a año, sino que ahorra en importación de asfalto y genera un círculo virtuoso: menos plástico en el relleno, más kilómetros de calle en condiciones y un guiño al cuidado del medio ambiente que tanto reclama la juventud salteña.