El Gobierno nacional formalizó una medida que marca un cambio significativo en el vínculo de los jóvenes con las finanzas: a partir de ahora, los adolescentes desde los 13 años podrán invertir en fondos comunes de inversión abiertos que incluyan bonos, acciones y otros instrumentos del mercado de capitales. La resolución, publicada en el Boletín Oficial por la Comisión Nacional de Valores (CNV), habilita un acceso más amplio y ordenado para los menores, siempre bajo supervisión adulta.
La normativa establece que los adolescentes podrán suscribir cuotapartes de cualquier fondo común de inversión abierto —es decir, aquellos que permiten entrar y salir en cualquier momento— mientras cuenten con la autorización de sus padres o tutor legal. Quedan excluidos los fondos cerrados y los diseñados para “inversores calificados”, debido al mayor nivel de riesgo o complejidad que presentan. El objetivo, según el organismo, es que los menores puedan iniciarse en el mundo del ahorro y la inversión de manera gradual, segura y con orientación familiar.
Este avance se suma a otros pasos que la CNV dio en los últimos años para integrar a los jóvenes al mercado de capitales. Desde 2023, los menores entre 13 y 17 años ya podían invertir en fondos de liquidez inmediata —los llamados money market— a través de billeteras virtuales, una modalidad que se expandió con rapidez por su facilidad de uso. En 2024, también se habilitó la operatoria en bonos, acciones, Cedears, cauciones colocadoras, obligaciones negociables y dólar MEP mediante subcuentas comitentes. Con la nueva resolución, el abanico se completa con la posibilidad de acceder a carteras diversificadas administradas por profesionales.
Los fondos comunes de inversión (FCI) ofrecen una alternativa especialmente atractiva para quienes no tienen experiencia previa. Al estar gestionados por especialistas, los usuarios no necesitan operar títulos uno por uno, sino simplemente aportar el monto que deseen e ingresar a una cartera ya armada. Estas carteras suelen tener un objetivo concreto, como obtener un rendimiento que supere la inflación o preservar el capital en contextos de volatilidad. La liquidez inmediata y la diversificación resultan claves para que los adolescentes aprendan a invertir sin exponerse innecesariamente.
Para operar, cada menor deberá contar con una cuenta comitente a su nombre vinculada a un adulto responsable, quien deberá aprobar las inversiones realizadas. Este requisito funciona como un filtro que garantiza acompañamiento y evita decisiones impulsivas, una preocupación central en un ámbito que exige prudencia y conocimiento. Al mismo tiempo, la iniciativa busca que los jóvenes adquieran herramientas para comprender mejor la dinámica económica del país, donde la inflación, el dólar y los instrumentos de ahorro tienen un rol permanente en la vida cotidiana.
La CNV sostiene que el acceso temprano a opciones de inversión fomenta hábitos de ahorro, promueve autonomía y acerca a las nuevas generaciones a un mercado más moderno y transparente. La idea es que los adolescentes interactúen con el sistema financiero desde un lugar formativo, con montos pequeños y bajo supervisión, pero con la posibilidad real de experimentar cómo funcionan los instrumentos que usan los adultos.
En paralelo, la medida abre un debate sobre el papel de la educación financiera en Argentina. Si bien muchos jóvenes ya manejan dinero digital y usan billeteras virtuales para compras cotidianas, la incorporación de productos de inversión agrega un nivel de responsabilidad que requiere acompañamiento. La regulación apunta a ordenar ese proceso para evitar que los adolescentes accedan a plataformas no reguladas o a productos inapropiados para su edad.
De esta manera, la habilitación para invertir desde los 13 años representa un paso más en la modernización del mercado de capitales argentino. Para las familias, implica una oportunidad para transmitir hábitos de ahorro y planificación; para los jóvenes, una puerta de entrada a herramientas que antes parecían lejanas. Con el marco regulatorio ya vigente, el desafío será acompañar este acceso con información clara y prácticas responsables que permitan aprovechar el potencial educativo de la medida sin descuidar la seguridad financiera.