Los salteños sienten cada vez más el impacto de la inflación. Llenar el changuito con los productos de la canasta básica para una familia promedio cuesta $778.151, según datos de la consultora Analytica. Esta cifra representa más del 50% del sueldo bruto de un trabajador registrado del sector privado, mostrando la presión que enfrentan los hogares locales.
En comparación con otras provincias, Salta ocupa un lugar intermedio: más caro que Santiago del Estero ($766.790) o Misiones ($748.815), pero más económico que Santa Cruz ($834.177) o Chubut ($829.597). La relación entre precios y salarios también evidencia la diferencia regional: en Neuquén, por ejemplo, llenar el changuito requiere solo el 11,8% de dos salarios promedio, mientras que en Salta se necesita el 25,3%.
Los aumentos de octubre fueron moderados en la provincia, con un alza mensual del 1,2%, de los más bajos del país. Sin embargo, productos esenciales como el aceite de girasol, el queso crema y el yogur bebible registraron incrementos que afectan directamente el bolsillo familiar. Los huevos y algunos enlatados se mantuvieron estables.
La brecha regional también se nota: mientras que en la Patagonia los altos precios se compensan con salarios más elevados, en el NOA y NEA, incluidos Salta y Misiones, los ingresos más bajos hacen que la inflación pese más en la economía familiar. Entre agosto y octubre, el aumento nominal del changuito en Salta fue de $9.195, menor que en Neuquén ($27.602) o San Luis ($25.732), pero suficiente para mantener la sensación de ajuste cotidiano.
En síntesis, aunque los incrementos provinciales sean relativamente bajos, llenar el changuito sigue siendo un desafío. Los productos que más suben —aceite, lácteos y azúcar— forman parte de la dieta diaria, y el esfuerzo económico para cubrirlos mantiene alta la tensión sobre los hogares salteños. La canasta básica continúa siendo un reflejo claro de la presión que ejerce la inflación sobre los bolsillos de la provincia.