El panorama salarial argentino mostró este año un nuevo reacomodamiento que dejó en evidencia una brecha persistente entre regiones. Según un relevamiento privado que analizó millones de movimientos de sueldos procesados en octubre de 2025, el ingreso promedio nacional llegó a $1.483.740, superando por unos puntos la inflación interanual. Sin embargo, detrás del número global se esconden enormes diferencias entre provincias, con la Patagonia muy por encima del resto y con el Norte Grande —incluida Salta— todavía lejos de las remuneraciones más altas.
El informe, elaborado a partir de más de 2,3 millones de transferencias salariales mensuales, sirve como un termómetro del mercado laboral formal y refleja cómo la digitalización de pagos sigue ganando terreno en empresas grandes y pymes. Más allá de la tendencia nacional, los datos permiten observar dónde se pagan los mejores sueldos y qué sectores de la economía lideran el crecimiento.
Para Salta, la foto confirma lo que se viene sintiendo en el bolsillo: aunque hay rubros que empiezan a repuntar, la provincia sigue ubicada en la zona media-baja del ranking nacional, con niveles de remuneración que no logran acercarse a los de jurisdicciones que se benefician de la actividad petrolera, minera o financiera. Aun así, el ritmo de bancarización y de adopción de tecnología en la gestión interna de las empresas locales muestra avances importantes y convierte a la provincia en una de las que más rápido está incorporando herramientas digitales.
Un país con sueldos dispares
La distancia entre las provincias con mejores sueldos y las que muestran promedios más bajos volvió a ensancharse este año. Neuquén, impulsada por Vaca Muerta y el peso de la industria energética, se ubicó en la cima con un salario promedio superior a los $2,6 millones. Chubut, Santa Cruz y Río Negro conformaron el pelotón que completa la parte alta del ranking, también influenciadas por las actividades mineras y petroleras.
Del otro lado del mapa, Santiago del Estero marcó el mínimo nacional con poco más de $449.000, mientras que otros distritos del Norte Grande, como Tucumán, La Rioja y Catamarca, también quedaron por debajo del millón. Salta, si bien con mejores números que esas provincias, continúa posicionada en la mitad baja del escalafón nacional, reflejando una estructura productiva donde predominan sectores con niveles salariales medios, como comercio, servicios y algunas ramas de la industria.
A nivel nacional, el informe registró un crecimiento del 35,9% interanual en los salarios promedio, por encima de la inflación acumulada. En algunas provincias, como Tucumán y Neuquén, las subas fueron aún más pronunciadas, lo que confirma que la recuperación salarial avanza a ritmos muy distintos según la región.
El peso de cada sector en los salarios
La distribución de los sueldos en Argentina no solamente responde a la ubicación geográfica, sino también al rubro económico. En ese sentido, la minería volvió a quedar al tope del ranking con ingresos promedio superiores a los $4,7 millones. El sector, que se expande en distintos puntos del país —incluidas áreas de Salta vinculadas al litio—, continúa siendo uno de los principales motores de los mejores salarios formales.
Más atrás aparecen Información y Comunicaciones, Intermediación Financiera y la Industria Manufacturera, rubros que mantienen niveles salariales altos y registraron incrementos significativos en el último año. En cambio, Transporte, Comercio y Construcción mostraron remuneraciones más moderadas, y en algunos casos con aumentos por debajo de lo esperado.
Para la provincia de Salta, donde la actividad comercial y los servicios concentran el mayor volumen de empleo formal, estos números ayudan a comprender por qué la brecha con regiones de actividad extractiva es tan marcada. Sin embargo, la creciente presencia de empresas vinculadas al litio y a la logística del NOA podría modificar parte de este escenario en los próximos años, a medida que se consoliden los proyectos en marcha.
Digitalización y bancarización: un cambio que también se siente en Salta
Uno de los datos más llamativos del relevamiento es el crecimiento de las transferencias salariales procesadas digitalmente. En cinco años, el aumento fue del 55%, una cifra que muestra cómo las empresas —incluso las pequeñas y medianas— se volcaron a herramientas digitales para formalizar pagos y ordenar su administración.
En Salta, donde muchas firmas familiares todavía mantienen procesos tradicionales, la digitalización comenzó a acelerar especialmente desde la pandemia. El uso de plataformas multibanco permitió que tanto comercios como industrias agilicen la gestión de sueldos y se adapten a exigencias normativas y contables cada vez más estrictas.
Este avance también se traduce en mayor bancarización, un punto clave para los trabajadores que acceden a créditos, servicios financieros y comprobantes formales necesarios para diversos trámites. Incluso el fenómeno de los pagos en dólares, aunque marginal, empezó a asomar en empresas vinculadas a servicios profesionales o proyectos internacionales.
Qué significa para Salta este nuevo escenario salarial
El panorama que deja el informe obliga a mirar con detenimiento las particularidades de la región. Aunque Salta no se encuentra entre las provincias con remuneraciones más altas, su mercado laboral muestra una dinámica propia:
- Predominio del comercio y los servicios, que concentran gran parte de los empleos formales pero con remuneraciones medias.
- Crecimiento de la minería del litio, especialmente en la Puna salteña, que podría impulsar un aumento progresivo en los sueldos ligados a trabajos técnicos y operativos de alta especialización.
- Desarrollo del sector logístico, vinculado al corredor bioceánico y al movimiento de cargas regionales, que abre nichos con mejores remuneraciones.
- Avance de la digitalización, que permite ordenar procesos y mejorar la formalidad laboral, un aspecto importante para la competitividad de las empresas salteñas.
La provincia también enfrenta un desafío persistente: la necesidad de generar más empleo registrado de calidad. A pesar del crecimiento de algunos sectores dinámicos, el mercado laboral local todavía arrastra la informalidad estructural que caracteriza al Norte Grande. Para reducir la brecha salarial con las regiones líderes del país, Salta necesita multiplicar proyectos productivos capaces de traccionar mejores sueldos y retener trabajadores calificados.
El impacto real en el bolsillo salteño
Más allá de las cifras nacionales, los trabajadores salteños perciben en su día a día un movimiento desigual. Si bien los aumentos salariales acompañaron o superaron la inflación en varios rubros, los gastos cotidianos —alquiler, transporte, alimentos— continúan presionando sobre los ingresos familiares. La situación muestra que, aunque algunos sectores logran recuperar capacidad adquisitiva, otros siguen lejos de recomponer el poder de compra perdido en años anteriores.
La digitalización puede contribuir a una mayor transparencia y organización del mercado laboral, pero no resuelve por sí sola la disparidad entre actividades ni las dificultades para escalar en salarios reales. En este sentido, el potencial de la minería y la logística podría convertirse en una oportunidad para diversificar la matriz productiva provincial y crear empleo formal bien remunerado.
Un cierre que invita a mirar hacia adelante
El informe nacional deja una conclusión clara: la Argentina mantiene un mapa salarial profundamente asimétrico. Mientras provincias como Neuquén continúan encabezando los ingresos gracias a actividades extractivas, regiones como Salta necesitan fortalecer sectores con mayor valor agregado para mejorar los sueldos promedio.
Aun así, la digitalización de pagos y la bancarización creciente están cambiando la manera en que se gestiona el empleo formal en toda la provincia. Con una economía local en transformación, un tejido empresarial que incorpora nuevas tecnologías y la llegada de inversiones ligadas al litio, Salta tiene la posibilidad de acortar la brecha en los próximos años.
El desafío será consolidar ese crecimiento, sostener la formalización y generar oportunidades que permitan que los salarios de los salteños no solo sigan el ritmo de la inflación, sino que realmente mejoren su calidad de vida.