El príncipe Al‑Waleed bin Khaled bin Talal Al Saud, apodado “el Príncipe Durmiente” de Arabia Saudita, falleció este sábado 19 de julio en Riad, luego de pasar dos décadas en estado vegetativo tras un accidente automovilístico en Londres en 2005. Tenía apenas 15 años cuando sufrió un traumatismo grave en la cabeza y una hemorragia cerebral masiva durante sus estudios militares en el Reino Unido.
Desde entonces, su vida dependió del soporte vital en el hospital King Abdulaziz Medical City de Riad, bajo constante supervisión médica, con ventilación mecánica y alimentación por sonda. A pesar de consultas con especialistas internacionales —entre ellos médicos estadounidenses y españoles—, nunca recuperó la conciencia.
Aún así, durante esos largos 20 años, su padre, el príncipe Khaled bin Talal, se mantuvo firme en no desconectarlo, convencido de que sólo Dios decide la vida y la muerte. En redes sociales expresó en su discurso de despedida: “Con corazones creyentes en la voluntad de Alá (…) lamentamos la pérdida de nuestro hijo”.
Un símbolo de fe y perseverancia
También llamado “Sleeping Prince”, Al‑Waleed se transformó en un emblema de esperanza en Arabia y el mundo árabe. En determinadas fechas señaladas surgieron tímidos gestos motores —como movimientos de dedos o de cabeza— que encendieron ilusiones de recuperación.
La familia compartió videos donde parecía reaccionar a lecturas del Corán, lo cual movilizó a miles a dejar oraciones y buenos deseos en redes, donde el hashtag #SleepingPrince se viralizó. Cada cumpleaños, rezos y mensajes invadían X, Instagram y Facebook, especialmente el 18 de abril, día de su aniversario.
Esta semana, a fines de junio, circuló un rumor falso de que había despertado, que el propio Palacio desmintió rápidamente. La familia pidió “respeto y oraciones”, pero aclaró que seguía en estado vegetativo permanente.
El cortejo fúnebre se celebrará hoy domingo 20 de julio en la Mezquita Imam Turki bin Abdullah, tras la oración del Asr. Las condolencias podrán presentarse durante tres jornadas en el palacio familiar del distrito Al‑Fakhriyah para hombres; y en el hospital King Faisal para mujeres tras el sol del mediodía.
La noticia generó gran repercusión online. Multitud de saudíes expresaron su dolor y fe en Dios. El hashtag #SleepingPrince se mantuvo entre tendencias en varias plataformas. Especialistas en redes destacan cómo la historia combinó tecnología médica, espiritualidad y parentesco real para crear un relato viral emocional.