El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la construcción de un nuevo buque de guerra que bautizó como “Clase Trump”, en medio de una crisis creciente con Venezuela. Según aseguró, cada unidad será “el buque de guerra más importante de la historia” y superará ampliamente a los modelos actuales.
Durante una rueda de prensa en Florida, Trump adelantó que la primera etapa incluirá la construcción de dos unidades, con planes de llegar a un total de 25 acorazados. “Es más de 100% más poderoso y cada uno será letal”, afirmó, destacando el nivel tecnológico de las nuevas embarcaciones.
El mandatario norteamericano aseguró además que Estados Unidos está “15 años adelantado” en armamento indetectable, subrayando la supremacía militar de su país. La presentación se realizó junto a funcionarios de alto rango del gobierno, entre ellos el secretario de Defensa, el secretario de la Armada y el secretario de Estado.
Trump también se refirió a los buques petroleros incautados al gobierno venezolano y al crudo confiscado, confirmando que ambos quedarán bajo control estadounidense y podrían incorporarse a reservas estratégicas.
El anuncio llega en un momento de alta tensión en el Caribe sur, donde las relaciones con Venezuela se han deteriorado en los últimos meses. La construcción de los primeros acorazados comenzará “inmediatamente”, según señaló el propio presidente, y se espera que tengan un impacto estratégico importante en la región.
Analistas consideran que la iniciativa refleja un refuerzo de la presencia militar estadounidense en zonas clave del Caribe y una respuesta directa a las disputas geopolíticas recientes. La creación de la Clase Trump podría redefinir el equilibrio naval, con embarcaciones diseñadas para operar con alta capacidad ofensiva y tecnología avanzada.
Si bien no se detallaron los plazos de construcción de los 25 buques previstos, el gobierno subrayó que la prioridad será completar los dos primeros en tiempo récord. El proyecto se suma a una serie de inversiones militares que buscan consolidar la posición de Estados Unidos como líder en tecnología bélica y despliegue estratégico en el hemisferio occidental.
La iniciativa genera expectación y debates sobre el costo económico y el impacto regional, aunque el gobierno de Trump mantiene que se trata de una medida defensiva y de fortalecimiento de la seguridad nacional. Con este anuncio, Estados Unidos ratifica su intención de mantener superioridad en armamento y capacidad operativa frente a escenarios conflictivos en el Caribe y más allá.
