El Vaticano advirtió que la situación en Gaza alcanzó un punto crítico tras un ataque militar que destruyó parte de la iglesia de la Sagrada Familia, generando muertos y heridos entre quienes buscaban refugio.
En diálogo con el programa TG2 Post de RAI, el cardenal Pietro Parolin —secretario de Estado de la Santa Sede— calificó el conflicto como “una guerra sin límites” y señaló que se han cruzado muchas “líneas rojas”. Ante la magnitud del ataque, criticó la opacidad de la información: “Esperamos que se aclare pronto si fue un error o un ataque deliberado”
El ataque, ocurrido el jueves 17 de julio, dejó entre dos y cuatro víctimas mortales —según distintas fuentes— e hirió al párroco argentino Gabriel Romanelli, quien atiende a más de 400 desplazados dentro de la parroquia. A raíz del hecho, Israel reconoció que investigará lo ocurrido y ofreció disculpas públicas.
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, reprochó a Netanyahu por la muerte de inocentes en un lugar sagrado, en tanto que la Cancillería argentina, pese al respaldo habitual a Israel del gobierno de Javier Milei, expresó “seria preocupación” y reclamó la protección de civiles y espacios religiosos
El papa León XIV, a través del telegrama de Parolin, expresó “profunda tristeza” y renovó el llamado a un “alto el fuego inmediato”, al tiempo que sostuvo su deseo de evitar más tragedias y lograr un camino hacia la paz.
Iglesia de la Sagrada Familia: más que un templo
La parroquia de la Sagrada Familia de Gaza es el único templo católico en la Franja y cuenta con una escuela que asiste a más de mil chicos, tanto cristianos como musulmanes. Funciona desde 1974 y, desde el estallido del conflicto actual en 2023, se convirtió en refugio para cientos de desplazados, siendo ya víctima de bombardeos previos en 2023 y 2024.
En la mañana del jueves, un proyectil —presuntamente de un tanque israelí según el Patriarcado Latino de Jerusalén— impactó directamente en el templo, matando a tres personas e hiriendo a varias más. Israel afirmó que lamenta lo sucedido y que evaluará las circunstancias del incidente.
El ataque amplificó las voces internacionales. Naciones Unidas, Reino Unido, Italia, y otras autoridades religiosas exigieron el respeto al derecho internacional humanitario y a los lugares de culto.
Parolin recordó el rol histórico del Vaticano como mediador neutral, aunque aclaró que solo interviene si todas las partes están dispuestas a negociar. Y subrayó que, por ahora, la ausencia de voluntad de cese de fuego complica cualquier avance: “Seguiremos insistiendo sin perder la esperanza”