El jueves por la noche, la ciudad de Crato, en el estado brasileño de Ceará, fue escenario de un evento histórico: la inauguración de la estatua de la Virgen María más alta del mundo. La imagen, dedicada a Nuestra Señora de Fátima, alcanza los 54 metros, superando al emblemático Cristo Redentor de Río de Janeiro, que mide 38 metros.
Miles de devotos se acercaron desde distintos puntos de la región para participar de la ceremonia y presenciar la bendición inaugural. Frente al monumento se celebró una misa especial acompañada de música religiosa, generando un ambiente de emoción y espiritualidad que se extendió durante varias horas.
La estatua no solo destaca por su tamaño, sino también por su valor simbólico y cultural. Autoridades locales destacan que busca fortalecer la identidad religiosa de la zona y consolidar a Crato como destino de turismo religioso, atrayendo peregrinos y visitantes que contribuyan al desarrollo de la comunidad.
El proyecto combina devoción y arte, con materiales resistentes y un diseño pensado para transmitir serenidad y protección. Su magnitud convierte a la Virgen de Fátima en un nuevo ícono religioso de América Latina, capaz de atraer a quienes buscan contemplación y conexión espiritual.
La inauguración también refleja la profunda tradición mariana de la región y el deseo de ofrecer un espacio de encuentro para fieles de todas las edades. Familias, grupos de jóvenes y adultos mayores participaron del evento, compartiendo oración, música y emoción en torno a la monumental obra.
Con la estatua ya erguida, Crato se perfila como un epicentro de turismo religioso en Brasil, ofreciendo una alternativa al circuito tradicional y combinando fe, cultura y desarrollo local. La Virgen de Fátima se suma así al patrimonio espiritual de la región, dejando una huella que trasciende fronteras y promete atraer a miles de visitantes en los próximos años.
