En un contexto de creciente tensión regional, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le envió una carta al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con un llamado urgente al diálogo para evitar un conflicto armado en el continente. La misiva fue dada a conocer este domingo por el gobierno venezolano y busca abrir una instancia de entendimiento en medio de graves acusaciones cruzadas.
El texto, fechado el 6 de septiembre, rechaza las denuncias formuladas por Washington sobre supuestos vínculos entre el gobierno chavista y redes internacionales de narcotráfico. Maduro calificó esas acusaciones como “absolutamente falsas” y las consideró parte de una maniobra mediática para justificar una intervención militar. “Es el peor de los fake news que se ha lanzado contra nuestro país”, sostuvo el mandatario venezolano.
Además de negar los cargos, Maduro propuso mantener conversaciones directas con Richard Grenell, el enviado especial del gobierno estadounidense, como un canal formal para bajar la tensión. La invitación a negociar se produce luego de que Estados Unidos desplegara ocho buques de guerra en el mar Caribe y anunciara el hundimiento de al menos cuatro embarcaciones vinculadas, según informaron, al narcotráfico. En uno de esos operativos, murieron once personas.
Mientras tanto, en Venezuela, el chavismo no bajó la guardia: realizó ejercicios militares de gran escala y entrenamientos masivos de milicianos, en lo que parece una doble estrategia que combina gestos diplomáticos con una postura defensiva firme.
Preocupación regional
Desde Salta y el resto del norte argentino, donde muchas familias venezolanas han echado raíces en los últimos años, la situación se sigue con atención y cierta inquietud. Un nuevo foco de conflicto en América Latina no solo podría tener un impacto humanitario grave, sino también efectos económicos y políticos para toda la región.
La comunidad venezolana en Salta, presente en barrios como San Benito, Tres Cerritos y parte de zona sur, expresa temor por sus familiares que aún viven en Caracas, Maracaibo o Barquisimeto. “Cualquier escalada allá se siente acá”, comentan muchos de ellos en voz baja, entre la preocupación por sus raíces y la esperanza de que el diálogo evite una tragedia mayor.
El mensaje de Maduro no se limita al vínculo con Estados Unidos. En su carta también aboga por “preservar la paz en todo el hemisferio” y denuncia una campaña global de desinformación. Aunque el tono diplomático intenta distender, la desconfianza entre ambos gobiernos —reavivada desde el regreso de Trump a la Casa Blanca— mantiene el clima en vilo.
Un intento de frenar la escalada
El regreso de Trump al poder en 2025 reconfiguró el escenario geopolítico en América Latina. La línea dura de su administración respecto a Venezuela resurgió con fuerza, retomando acusaciones, endureciendo sanciones y reforzando la presencia militar en el Caribe. En ese marco, la carta de Maduro aparece como un intento de frenar una espiral que ya parece haberse puesto en marcha.
La gran incógnita ahora es si Trump responderá al llamado o profundizará la presión. Hasta el momento, no hubo declaraciones oficiales desde la Casa Blanca sobre la misiva venezolana, pero el silencio también dice mucho: el canal de diálogo todavía está abierto, aunque colgado de un hilo.