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CONFLICTO INTERMINABLE

Venezuela se prepara para una posible ofensiva de Estados Unidos

El despliegue de tropas norteamericanas cerca de las costas venezolanas reaviva las dudas sobre el verdadero poder militar del chavismo.

Venezuela se prepara para una posible ofensiva de Estados Unidos

La tensión vuelve a escalar en el Caribe. Estados Unidos movilizó destructores, submarinos y tropas anfibias a pocos kilómetros de las costas venezolanas con el argumento de combatir el narcotráfico. Pero la operación también puede leerse como un mensaje directo a Nicolás Maduro, que desde Caracas responde con ejercicios militares y discursos nacionalistas.

En este contexto, se impone una pregunta clave: ¿tiene Venezuela capacidad real para enfrentar un conflicto armado con una potencia como EE.UU.? La respuesta parece clara para los analistas militares: no.

Las Fuerzas Armadas Bolivarianas atraviesan una crisis profunda. El número oficial de soldados ronda los 123.000 efectivos, pero muchas unidades operan con menos de la mitad del personal necesario. La crisis económica, el éxodo masivo y los bajos sueldos vaciaron los cuarteles. A eso se suma la incorporación simbólica de más de 8 millones de milicianos, una cifra que suena más a propaganda que a preparación real.

En cuanto al armamento, Venezuela cuenta con aviones de combate Sukhoi rusos, viejos cazas F-16, drones iraníes, tanques franceses y un submarino alemán de los años 70. Muchos de estos equipos fueron adquiridos entre 2006 y 2011, en plena bonanza petrolera. Sin embargo, gran parte está fuera de servicio o sin mantenimiento adecuado. Solo una fracción de los aviones podría despegar si estallara un conflicto.

Los sistemas de defensa antiaérea, como los S-300, también están cuestionados por su estado operativo. Las fragatas y patrulleros navales son escasos y de capacidad limitada. La logística, clave para sostener cualquier campaña militar, es prácticamente inexistente.

A todo esto se suman los embargos de armas impuestos por Estados Unidos y Europa, que desde hace años impiden la renovación del arsenal.

Desde el chavismo, Maduro asegura que defenderá la soberanía. Pero en los hechos, la posibilidad de resistencia parece mínima. A lo sumo, se podría esperar una respuesta simbólica o puntual ante un ataque quirúrgico, como los que suelen emplear los norteamericanos mediante drones o misiles de precisión.

En Washington no hablan de una invasión terrestre. Lo que se busca es aumentar la presión para forzar una negociación política. La presencia militar en el Caribe no solo sirve como amenaza: también tiene un claro componente de estrategia interna, buscando fisuras dentro del círculo de poder venezolano.

Una eventual escalada militar no solo agravaría la crisis humanitaria, sino que podría generar nuevas olas migratorias y un impacto regional en términos políticos y económicos.

Por ahora, el escenario parece más performativo que bélico. Pero en un contexto tan volátil, cualquier error de cálculo puede encender la mecha. Y si eso pasa, Venezuela difícilmente esté en condiciones de resistir.


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