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MISTERIO

El misterioso recorrido de un cuadro saqueado en la guerra que apareció en Mar del Plata

El rastro lleva a la familia de un jerarca que se refugió en Argentina tras la guerra.

El misterioso recorrido de un cuadro saqueado en la guerra que apareció en Mar del Plata

Una casa de barrio en Mar del Plata volvió a poner a la Argentina en el centro de una trama internacional ligada al saqueo nazi de bienes culturales durante la Segunda Guerra Mundial. La Justicia Federal allanó en los últimos días una vivienda en Parque Luro, en busca del cuadro Retrato de una dama, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, desaparecido desde la década del ’40.

La obra fue vista por última vez colgada en el living de esa misma casa, gracias a fotos de un aviso inmobiliario que se publicó meses atrás. Aunque el allanamiento no dio con la pintura, sí se incautaron armas de fuego, celulares y algunas reproducciones de arte. Para los investigadores, los cambios en la decoración refuerzan la sospecha de que la pieza fue retirada tras conocerse la investigación internacional que alertó sobre su paradero.

La pista que llegó a manos de la Justicia argentina surgió desde Europa. Según expertos del patrimonio cultural neerlandés, el cuadro había sido robado por los nazis al comerciante judío Jacques Goudstikker durante la ocupación en los Países Bajos. La obra, valuada en millones, desapareció del radar durante más de 80 años.

El dato clave que conecta la historia con Argentina es el nombre de Friedrich Kadgien, un jerarca nazi que logró escapar tras la guerra y se radicó en Buenos Aires. Kadgien había participado activamente en el saqueo de bienes a familias judías en Ámsterdam y, según documentos de la época, logró huir con dinero, joyas y al menos dos cuadros. Se presume que uno de ellos es el de Ghislandi.

Kadgien murió en 1978 en nuestro país. Desde entonces, la obra habría permanecido en poder de su familia. Hoy, una de sus hijas vive —o vivía hasta hace poco— en la casa marplatense donde fue vista por última vez la pintura. Las fotos del aviso inmobiliario muestran el cuadro colgado sobre un sillón verde. Cuando la Justicia llegó, ya no estaba.

La causa se tramita por presunto encubrimiento de contrabando. Aún no se sabe si el cuadro fue vendido, ocultado o trasladado antes del allanamiento. Lo que sí está claro es que la pieza tiene un valor histórico y simbólico enorme: no solo es una obra de arte del siglo XVII, sino también una prueba viva del saqueo nazi que continúa sin reparación completa.

El caso dejó al descubierto, una vez más, el rol que tuvo la Argentina como refugio de exjerarcas del Tercer Reich. Pero también abre una nueva dimensión: la presencia en el país de obras robadas, muchas veces ocultas en casas particulares, lejos de museos o registros oficiales.

Mientras tanto, la Justicia analiza nuevas medidas para rastrear el paradero de la pintura. Peritajes, declaraciones, movimientos bancarios y contactos internacionales podrían aportar datos que permitan dar con el cuadro. Aunque no hay resultados concretos, la investigación ya logró poner en agenda un tema incómodo pero necesario.


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