Estados Unidos anunció un paquete de asistencia financiera para Argentina que alcanzará los 40.000 millones de dólares, en medio de una fuerte pulseada geopolítica con China y a pocas semanas de las elecciones legislativas. El respaldo económico se compone de una nueva línea de crédito por 20.000 millones de dólares a través de bancos privados y fondos soberanos, que se sumará al swap ya acordado por el mismo monto.
El objetivo inmediato es estabilizar el mercado cambiario, que volvió a mostrar tensiones en los últimos días. En ese marco, el Tesoro norteamericano también retomó la venta de dólares en el mercado argentino, con la intención de aliviar la presión sobre el peso y reforzar las reservas del Banco Central.
Pero detrás de la ayuda financiera hay condiciones políticas claras. Washington busca limitar el avance de China en sectores estratégicos del país, y exige que Argentina no aloje bases militares, puertos ni centros de observación vinculados a Beijing. El expresidente Donald Trump, protagonista clave de las negociaciones, advirtió que no tolerará acuerdos militares con el gigante asiático y que el respaldo económico dependerá del resultado de los comicios del 26 de octubre. “Si Milei pierde, no habrá generosidad”, señaló.
En respuesta, el gobierno argentino ya analiza medidas concretas para cumplir con esas exigencias. Entre ellas, se evalúa desactivar la base espacial china en Neuquén y frenar la ampliación del radiotelescopio chino-argentino en San Juan. También podría ponerse en pausa la construcción de las represas financiadas por China en Santa Cruz. A su vez, se trabaja en reactivar proyectos tecnológicos con Estados Unidos, como la instalación de un radar de observación espacial en Tierra del Fuego.
El ministro de Economía, Luis Caputo, explicó que estos recursos podrían usarse para cubrir vencimientos de deuda en 2026, en caso de que Argentina no recupere el acceso al mercado financiero internacional. La asistencia, entonces, no solo busca estabilizar la coyuntura, sino también ofrecer un puente para evitar un nuevo default.
En Salta, como en el resto del país, el impacto de este respaldo externo no es menor. La estabilidad del dólar, el acceso a crédito y la evolución del vínculo con potencias extranjeras repercuten de forma directa en la actividad económica, la inversión y el empleo local. La clave estará en cómo se equilibren las urgencias económicas con los compromisos políticos y estratégicos asumidos.