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Hallaron ADN de dos posibles víctimas más en la casa del presunto asesino serial de Jujuy

Los nuevos perfiles genéticos no coinciden con las personas desaparecidas ya denunciadas, lo que abre la posibilidad de que existan más víctimas.

Hallaron ADN de dos posibles víctimas más en la casa del presunto asesino serial de Jujuy

La investigación sobre Matías Jurado, el hombre acusado de ser un presunto asesino serial en la provincia de Jujuy, sumó un dato clave que sacudió a los investigadores: en las últimas horas se confirmaron dos perfiles genéticos nuevos hallados en su domicilio, y no corresponden a ninguna de las personas desaparecidas que fueron denunciadas formalmente. Esto refuerza la hipótesis más temida por la Justicia: habría más víctimas, aún no identificadas, en una trama criminal que estremece a toda la región del NOA.

Los nuevos perfiles de ADN fueron detectados en muestras de sangre recolectadas de objetos inusuales dentro de la vivienda: una sábana que Jurado utilizaba como cortina en su habitación y una bolsa de arena ubicada en el comedor. Ambos elementos resultaron ser piezas clave para el equipo forense del Ministerio Público de la Acusación (MPA), que continúa procesando el enorme volumen de evidencia incautada el pasado 31 de julio.

Hasta ahora, las autoridades apenas pudieron analizar alrededor del 20% de los 206 elementos que fueron secuestrados durante el allanamiento de la casa ubicada en una zona rural entre Fraile Pintado y Las Rosas, en el barrio Alto Comedero. Entre los objetos recolectados hay desde cuchillos de distintos tamaños, sierras, machetes, hasta ropa y restos humanos en distintos estados.

La casa, según relatan quienes participaron en el operativo, era una escena de horror. Además de restos óseos y cabellos, se hallaron cartílagos en platos para perros, manchas de sangre en muebles que habían sido parcialmente limpiados y restos calcinados en un tacho con combustible en el patio delantero. Todo esto fue descubierto gracias al uso de luminol, que permitió revelar rastros invisibles a simple vista. El hallazgo del ADN en la ranura de un facón aparentemente limpio refuerza la idea de que hubo un intento deliberado de ocultar pruebas.

¿Cuántas víctimas hay realmente?

Hasta mediados de agosto, se habían identificado los restos de dos hombres desaparecidos: Sergio Sosa (25 años) y Jorge Anachuri (68), quienes fueron vistos por última vez subiendo a un remís junto a Jurado. Esa secuencia fue registrada por cámaras del Centro de Monitoreo, y resultó clave para vincular al sospechoso con las desapariciones.

Otros tres hombres también figuran en la lista de desaparecidos: Miguel Ángel Quispe (60), Juan Carlos González (60) y Juan José Ponce (51). Sin embargo, los perfiles genéticos recientemente encontrados no corresponden a ninguno de ellos, lo que descarta momentáneamente que los nuevos indicios pertenezcan a esos casos.

La situación plantea un escenario inquietante: el de víctimas cuya desaparición ni siquiera fue denunciada o que no figuran en los registros oficiales. Esto deja abierta la posibilidad de que Jurado haya actuado en más ocasiones, con un patrón aún más complejo de lo que se pensaba. En ese sentido, los investigadores no descartan que el caso adquiera dimensiones mayores a medida que avancen los peritajes y se analice el resto del material incautado.

Una escena de horror en el Alto Comedero

El domicilio de Jurado se convirtió en el epicentro de una investigación que despierta espanto y consternación tanto en Jujuy como en provincias vecinas como Salta. Las imágenes del lugar, según trascendió, son difíciles de digerir incluso para los peritos más experimentados. Más allá de la cantidad y variedad de armas blancas encontradas, la escena reflejaba un grado de violencia inusitado, con restos humanos mezclados entre objetos cotidianos.

Uno de los puntos que más llamó la atención fue el uso de elementos domésticos para ocultar o manipular restos: sábanas, bolsas, muebles manchados. La presencia de restos calcinados también sugiere una metodología orientada a hacer desaparecer la evidencia, aunque no del todo efectiva. Según explicaron fuentes cercanas a la causa, muchos de los rastros fueron recuperados gracias a la rápida intervención forense.

El caso, que empezó con la desaparición de un par de hombres, hoy ya tiene la magnitud de una potencial serie de crímenes sistemáticos, que estarían comenzando a desentrañarse a partir de la evidencia científica. La Justicia no descarta nuevas detenciones o la aparición de cómplices, aunque por ahora el foco está puesto exclusivamente en Matías Jurado.

El impacto en la región y la búsqueda de respuestas

El caso generó un fuerte impacto en toda la región del NOA, especialmente en Salta, donde familiares de desaparecidos comienzan a seguir de cerca la investigación para saber si existe alguna conexión con casos locales. La posibilidad de que existan víctimas no identificadas despierta temores e incertidumbre entre las comunidades de frontera, donde las desapariciones a veces no se denuncian de manera inmediata.

En paralelo, se evalúa si Jurado podría haber actuado en otras localidades además de Alto Comedero. Si bien por el momento no hay evidencia concreta que lo vincule con crímenes fuera de Jujuy, los investigadores no descartan ninguna línea. La Justicia ya comenzó a cruzar datos con reportes de personas desaparecidas en el norte de Salta, especialmente en zonas cercanas a San Ramón de la Nueva Orán, Pichanal y Tartagal.

Lo que parecía un caso más dentro de las estadísticas de personas desaparecidas se transformó en uno de los episodios criminales más escalofriantes del norte argentino en los últimos años. La combinación de pruebas forenses, escenas de brutalidad extrema y el hallazgo de nuevos perfiles genéticos convierten a este caso en una prioridad para la Justicia jujeña.


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