La jueza Julieta Makintach se presentó ante el jury que se desarrolla en La Plata, donde enfrenta un proceso que podría terminar con su destitución. La magistrada, señalada por su participación en el documental Justicia Divina, que provocó la nulidad del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, pidió declarar voluntariamente, aunque prefirió no responder preguntas.
Visiblemente conmovida, Makintach expresó ante el jurado que “nunca imaginó generarle tanto daño a la Justicia” y aseguró que jamás buscó fama ni exposición. “No quería notoriedad, la idea fue de una amiga”, explicó durante su exposición. La jueza insistió en que desde el inicio del juicio, el 11 de marzo, cumplió su rol con responsabilidad y que nadie le advirtió sobre el riesgo institucional que implicaba participar en la producción audiovisual.
En un pasaje de su declaración, se refirió a la palabra “escándalo” como una metáfora de su situación. “Es simbólico, porque significa piedra con la que uno tropieza. Y sí, fue una piedra con la que me tropecé sin dimensionar las consecuencias”, afirmó.
El caso Makintach sacudió al Poder Judicial bonaerense y reabrió el debate sobre los límites éticos que deben observar los magistrados en causas de alto impacto público. La difusión del documental mientras se desarrollaba el juicio por la muerte del ídolo futbolístico generó un conflicto institucional que derivó en la suspensión del proceso y en una crisis de credibilidad.
Durante la jornada, también declararon el fiscal Patricio Ferrari —quien encabezó la acusación— y dos efectivos policiales que custodiaban el tribunal el día en que ingresó una cámara sin autorización. Según se supo, los testimonios apuntaron a las irregularidades en la grabación que terminó por desatar el escándalo.
Makintach presentó su renuncia al gobernador Axel Kicillof cuando estalló la polémica, pero el jury continúa su curso. Su defensa sostiene que no incurrió en mal desempeño, sino en un error de criterio, y que nunca buscó afectar el desarrollo del juicio ni vulnerar la imparcialidad judicial.
El caso mantiene en vilo al sistema judicial bonaerense y al país entero. La nulidad del juicio por la muerte de Maradona frustró las expectativas de la familia del astro y dejó en suspenso la posibilidad de determinar responsabilidades penales en torno a los profesionales que lo atendían. En los tribunales, se multiplican las especulaciones sobre cuándo podría retomarse el proceso y bajo qué condiciones.
Más allá de las consecuencias personales, la situación de Makintach dejó al descubierto las tensiones entre la Justicia y los medios, y cómo la exposición pública puede alterar la percepción de imparcialidad en causas sensibles. La jueza, en su intento por mostrar el costado humano del Poder Judicial, terminó envuelta en un conflicto que expuso grietas y desconfianzas dentro del sistema.
El fallo del jury se conocerá en las próximas semanas. Su resolución no solo definirá el futuro de la magistrada, sino también la imagen del Poder Judicial ante una sociedad que reclama transparencia y responsabilidad institucional. Desde distintos puntos del país, incluso en Salta, el caso se sigue con atención por su peso simbólico y su impacto en la credibilidad de las instituciones.
Makintach cerró su declaración con un tono de autocrítica. “Puse mi renuncia a disposición del gobernador”, recordó, intentando mostrar arrepentimiento. Hoy, su carrera pende de una decisión que podría marcar un antes y un después en la relación entre los jueces, los medios y la opinión pública.