MÁS DE NACIONALES



REACOMODAMIENTO

La CGT intenta reordenarse tras la victoria de Milei y crece la disputa interna

El triunfo libertario dejó a la central obrera en estado de shock y aceleró las definiciones sobre su futura conducción.

La CGT intenta reordenarse tras la victoria de Milei y crece la disputa interna

El resultado electoral que consagró a Javier Milei provocó un verdadero terremoto en la Confederación General del Trabajo (CGT). Acostumbrada a moverse al ritmo del peronismo, la central sindical quedó descolocada y ahora busca reacomodarse frente a un Gobierno libertario fortalecido y una oposición en crisis.

En los próximos días, los principales dirigentes prevén una reunión ampliada de la mesa chica para analizar el nuevo panorama y definir el perfil de la conducción que se elegirá el 5 de noviembre. La derrota del peronismo alteró todos los equilibrios y abrió una etapa de tensiones internas.

El sector que salió más fortalecido es el dialoguista, encabezado por Gerardo Martínez, de la UOCRA. Su postura de mantener una negociación abierta con el Gobierno gana adhesiones entre los gremios que prefieren evitar una confrontación directa mientras Milei conserva un respaldo social importante.

En cambio, el ala dura, con figuras como Héctor Daer, Abel Furlán o Juan Carlos Schmid, quedó en retroceso. Habían apostado a un revés libertario para reposicionar a la CGT como contrapeso del poder, pero el resultado de las urnas los dejó sin margen. Ahora buscan conservar influencia en el debate sobre la próxima conducción y en la estrategia de oposición.

La discusión de fondo es cómo pararse frente al Gobierno. Mientras algunos proponen sostener el diálogo para evitar que se impongan reformas laborales unilaterales, otros reclaman una respuesta más firme. En el medio, la mayoría de los sindicatos intenta preservar la unidad para no perder peso en la negociación.

Uno de los principales temores es el posible avance del proyecto de “Democracia Sindical”, impulsado por sectores de la oposición con guiños libertarios. La iniciativa limita la reelección indefinida de los dirigentes, elimina la cuota solidaria y obliga a transparentar las cuentas gremiales. En la CGT advierten que una medida así pondría en riesgo la estructura sindical tal como se la conoce.

Gerardo Martínez volvió a insistir en la necesidad de una “modernización laboral consensuada” y advirtió que romper el diálogo solo fortalecería a quienes buscan debilitar a los gremios. Su posición cuenta con respaldo de otros dirigentes que prefieren una negociación firme antes que una confrontación estéril.

Los más combativos, en cambio, temen que el sindicalismo pierda protagonismo y reclaman una respuesta política más clara ante la crisis del peronismo. Saben que, con el PJ golpeado y sin liderazgo, la CGT deberá asumir un rol más visible para mantener su peso en la agenda nacional.

Entre la incertidumbre y las diferencias internas, el sindicalismo argentino atraviesa una etapa de transición. El congreso de noviembre será decisivo para definir su rumbo: si apuesta por el diálogo o por la resistencia. Lo único claro es que el triunfo libertario cambió las reglas del juego y obligó a la CGT a repensarse para no quedar al margen de un país que también está cambiando.


¿Te gustó la noticia? Compartíla!