La política argentina volvió a sacudirse con fuerza tras las explosivas declaraciones del presidente Javier Milei, quien acusó al kirchnerismo de estar detrás de un supuesto intento de desestabilización total de su gobierno, que incluiría incluso la posibilidad de asesinarlo. El mandatario lanzó esta grave acusación durante una entrevista en Casa Rosada, asegurando que la oposición está dispuesta a “todo o nada” con tal de frenar su plan económico y su permanencia en el poder.
Según expresó Milei, el kirchnerismo y sectores aliados estarían llevando adelante una estrategia extrema que, además de buscar boicotear el rumbo económico desde el Congreso, también apostaría a generar caos en las calles y sembrar violencia con manifestaciones. “Quieren destruir lo que estamos haciendo y no tienen límites. No les alcanza con mentir o difamar, ahora incluso estarían dispuestos a matarme”, sostuvo el jefe de Estado, elevando el tono del conflicto político a niveles pocas veces vistos desde el retorno de la democracia.
Las declaraciones generaron un fuerte eco no solo en Buenos Aires, sino también en el interior del país. En Salta, donde la relación entre el Gobierno nacional y los actores políticos locales es compleja, el impacto de los dichos de Milei no pasó desapercibido. Algunos referentes provinciales mostraron preocupación por el nivel de confrontación al que se está llegando, mientras que sectores afines al oficialismo respaldaron al presidente y denunciaron “una campaña de sabotaje permanente” por parte de la oposición.
Un mensaje cargado de tensión
Las palabras del presidente se produjeron en la antesala del acto que encabezará en el conurbano bonaerense, en un clima político cada vez más enrarecido. El propio Milei hizo alusión a la “estrategia de Cortés”, en referencia a la figura histórica del conquistador español que quemó sus naves para dejar en claro que no había vuelta atrás. Según su visión, el kirchnerismo estaría actuando bajo la misma lógica: “Es a todo o nada. Están dispuestos a cualquier aberración con tal de frenarnos”.
Con un discurso cargado de dramatismo, Milei redobló la apuesta y anticipó que si logra un buen resultado en las elecciones bonaerenses del próximo domingo, podría marcar el inicio del fin del kirchnerismo. “Si conseguimos muy buenos resultados, estaríamos poniendo el último clavo al cajón del populismo. Eso nos permitiría iniciar el nuevo siglo dorado de la Argentina”, aseguró.
n nuestra provincia, las reacciones ante estas declaraciones fueron diversas. Mientras algunos dirigentes libertarios salteños expresaron su respaldo al mandatario y compartieron en redes sociales mensajes de apoyo, otros referentes locales del peronismo las calificaron como “irresponsables” y “una cortina de humo” para desviar la atención de los problemas económicos.
La situación se da en un contexto donde Salta, como muchas provincias del norte argentino, enfrenta desafíos particulares en materia de inflación, empleo y obra pública. Las medidas económicas impulsadas por el gobierno nacional han generado tensiones con sectores productivos y sociales del NOA, lo que agudiza la sensibilidad política en la región.
Además, el clima de incertidumbre que generan este tipo de declaraciones no colabora con la estabilidad institucional que tanto necesita el país. En diálogo informal con este medio, algunos analistas locales advirtieron que estas afirmaciones podrían tener efectos contraproducentes, ya que alimentan la confrontación en lugar de buscar consensos.
Un escenario político al rojo vivo
La entrevista, si bien fue difundida por canales oficiales, se viralizó rápidamente en redes sociales y generó una ola de reacciones en todo el arco político. La acusación directa de que se estaría gestando un atentado contra su vida marca un punto de inflexión en la retórica del presidente, que ya venía escalando en tono desde hace semanas, especialmente en el marco de su enfrentamiento con gobernadores y legisladores que no apoyan su programa económico.
En Salta, esta polarización se refleja también en el ámbito legislativo provincial, donde las posturas respecto al Gobierno nacional son cada vez más firmes. Aunque el gobernador Gustavo Sáenz ha mantenido una postura de diálogo institucional con la Casa Rosada, la tensión por los recortes de fondos y la demora en la reactivación de obras públicas viene generando fricciones que podrían escalar si el clima nacional se sigue enrareciendo.
Elecciones bajo la lupa
Todo esto ocurre en la cuenta regresiva hacia un nuevo test electoral que Milei considera clave para consolidar su proyecto. El presidente apuesta a una victoria contundente en Buenos Aires que le permita reforzar su liderazgo y debilitar aún más a la oposición. Sin embargo, el uso de expresiones como “el último clavo al cajón del kirchnerismo” o “herida de muerte” también enciende alarmas sobre el nivel de crispación política que se avecina.
En paralelo, en Salta y otras provincias del interior, muchos ciudadanos miran con preocupación cómo la agenda nacional parece alejarse cada vez más de las urgencias reales que se viven día a día: inflación, desempleo, falta de inversión, y un horizonte económico incierto.
Si bien Milei sigue contando con un núcleo duro de apoyo, también es cierto que en el norte argentino se percibe cierta desilusión en sectores que esperaban soluciones más rápidas o una mayor presencia del Estado para paliar las dificultades cotidianas. La retórica beligerante del presidente, aunque moviliza a sus seguidores más fieles, también podría profundizar el desgaste si no viene acompañada de resultados concretos.
Un momento bisagra
Tal como él mismo lo expresó, Milei considera que el país atraviesa “un momento bisagra”. Y es probable que así sea. Pero también es cierto que este tipo de denuncias, sin pruebas concretas y en un clima de alta sensibilidad social, pueden tener consecuencias graves. La historia argentina tiene capítulos oscuros marcados por el odio político, y nadie quiere volver a transitar ese camino.