El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, pidió la renuncia de todos los integrantes de su gabinete luego del ajustado resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre. Aunque logró imponerse por apenas 782 votos sobre La Libertad Avanza, el mandatario decidió revisar a fondo su equipo y dar una señal de cambio hacia el interior de su administración.
La medida alcanza a ministros, secretarios, subsecretarios y responsables de organismos descentralizados. Según se informó oficialmente, todos los funcionarios con cargos jerárquicos deberán poner su renuncia a disposición para que el gobernador defina quiénes continuarán y quiénes dejarán sus puestos.
El resultado electoral dejó un sabor amargo en el oficialismo riojano. Quintela solo pudo retener una de las bancas en disputa en la Cámara de Diputados, mientras que la otra quedó en manos del candidato libertario Gino Visconti. La diferencia mínima, muy lejos de las expectativas iniciales del gobierno provincial, encendió las alarmas dentro del peronismo local.
Con este movimiento, Quintela busca reordenar su gabinete, renovar nombres y marcar un punto de inflexión en su gestión. La decisión apunta a recuperar la iniciativa política y mostrar capacidad de reacción frente a un electorado que expresó cierto desgaste con la conducción actual.
La situación en La Rioja se da en un contexto donde varios gobernadores del país optaron por medidas similares tras resultados adversos o inesperados en las urnas. Sin embargo, en este caso, el mandatario riojano no sufrió una derrota, sino una victoria con sabor a advertencia.
En los pasillos de la Casa de Gobierno, la orden generó sorpresa, pero también fue leída como un gesto de autocrítica y voluntad de renovación. El gobernador considera que es momento de “barajar y dar de nuevo” para encarar la segunda etapa de su mandato con nuevos aires y mayor sintonía con la sociedad.
La revisión alcanzará a áreas clave como Hacienda, Desarrollo Social, Producción e Infraestructura, aunque por ahora no trascendieron nombres de posibles reemplazos. En su entorno se habla de una reestructuración que combinaría continuidad con figuras nuevas para reforzar la gestión.
Quintela enfrenta el desafío de sostener gobernabilidad y reactivar el vínculo con la ciudadanía, en un escenario económico complejo y con un electorado cada vez más volátil. La renovación del gabinete aparece como una jugada política fuerte para recuperar la confianza y enviar un mensaje claro tanto al interior del peronismo riojano como a la oposición.
El gobernador sabe que la victoria ajustada lo obliga a repensar estrategias y a responder con hechos concretos. En los próximos días definirá quiénes seguirán formando parte de su equipo y cómo se reorganizará el gobierno provincial.
El cambio, más que una formalidad administrativa, busca marcar un nuevo comienzo en la gestión. Quintela parece decidido a tomar nota del mensaje que dejaron las urnas y a demostrar que su liderazgo todavía tiene margen para reinventarse.