El puente internacional Salvador Mazza-Pocitos amaneció cortado esta mañana por vecinos de ambos lados de la frontera. La medida se tomó ante la contaminación crónica de aguas servidas que provienen de Yacuiba, Bolivia, y desembocan en la quebrada internacional, afectando la salud y la vida cotidiana de quienes viven en la zona.
La protesta paralizó toda la actividad comercial transfronteriza. Los vecinos aseguran que la problemática viene desde hace más de 12 años y que hasta ahora las soluciones implementadas no fueron efectivas. Sectores como “Sector 5” y “El Chorro” ya registran focos de infección y malos olores constantes.
Ayer, el Comité de Defensa de San José de Pocitos invitó al alcalde de Yacuiba, Carlos Bru, a una reunión de emergencia, pero la autoridad no se presentó. Ante la falta de respuesta, los vecinos decidieron retomar la medida por 48 horas. “La indignación de la gente llevó a esta decisión. No podemos seguir esperando, nuestra salud no se negocia”, señaló el dirigente boliviano David Mercado.
Uno de los problemas centrales es un proyecto de alcantarillado que planea canalizar grandes volúmenes de desechos de Yacuiba hacia la frontera. Los vecinos advierten que, tal como está planteado, el sistema podría aumentar la contaminación, afectar a toda la ciudad de Salvador Mazza y generar riesgos sanitarios graves.
El objetivo del bloqueo es claro: suspender las obras del desagüe contaminante y lograr un compromiso escrito que garantice una solución sanitaria definitiva y sostenible. Además, solicitan la intervención de las Cancillerías de Argentina y Bolivia para atender la crisis de manera conjunta y responsable.
La comunidad organizada de Salvador Mazza también emitió un comunicado denunciando la gestión ineficaz de las aguas residuales y la falta de avances concretos. “La salud no es un asunto político, es un derecho fundamental”, remarcaron.
Mientras el puente permanece cerrado, los vecinos se turnan para mantener la medida. La población espera que la presión comunitaria y la visibilización del problema obliguen a las autoridades a actuar y a garantizar la protección del río internacional, vital para toda la región.
El conflicto evidencia que la contaminación y la falta de planificación sanitaria trascienden fronteras y requieren soluciones binacionales, con compromiso político y técnico. Salvador Mazza y Pocitos buscan no solo un alivio inmediato, sino una respuesta definitiva para que los vecinos puedan vivir sin riesgos ambientales y sanitarios.