Por José Brandan (*)
Reuniones a pura buena onda en donde solo faltan sahumerios y mandalas, el senador por capital, Emiliano Durand, pasó sus días como servidor público (senador provincial por el departamento capital), protagonizando shows de stand up’s por todos y cada uno de los barrios salteños.
Bajo la consigna “Te enseño a emprender”, se convoca a la gente. Los títulos de las carteleras son muy básicos: “Como vender en Mercadolibre”, “Como confeccionar un Currículum Vitae”, “Como hacer masa madre”. Este columnista podría seguir una larga lista de consignas porque todas van a lo mismo, lo sencillo y simple, lo básico, subestimemos a las personas.
Posiblemente no encontremos 5 asistentes a dichos actos cuya realidad económica haya cambiado rotundamente gracias a su paso por dichos “talleres”. Y, desafiante, hablo de 5 personas aportando impuestos mediante un monotributo, con obra social y jubilación. Pruebas palpables, por favor… no “testimonios”.
Esto sucede porque dichos cursos no tienen como función el objetivo de brindar herramientas reales a la gente, sino simplemente convocar personas para una foto -de campaña-, para escuchar a la joven esperanza blanca sus promesas de éxito cool new age: “Si yo pude, vos también podés”. Esa frase podría condensar ese tramposo y recurrente concepto de “la nueva política”. Y aquí hay que poner especial interés: la frase en si es un peligro: Cositorto y su estafa Generación Zoe son el vivo ejemplo de las trampas del discurso en las bocas de los encantadores de serpientes. En realidad, no hay nada nuevo bajo el sol.
Desmitifiquemos
La política no es nueva, se llevó a cabo casi desde que los primeros simios se pusieron de pie. La misma está teorizada desde los antiguos filósofos griegos, pasando por los pensadores chinos, y llegando hasta los cortesanos medievales. Desde allí, lo que pudieron aportar los filósofos modernos a sido muy poco, tal vez más herramientas descriptivas, pero no mucho más. La política en formato puro y duro es, fue y será, siempre la misma sustancia: “Actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país”. Ahí se acaba la discusión.
El génesis de la mentira
Argentina pasó hace escasos 22 años (en tiempos históricos son segundos) por una crisis de grandes dimensiones: el querido y bien ponderado “2001”. El resumen de lo sucedido allí está condensado en una frase cargada de furia y rebeldía: “Que se vayan todos”. Pero no solo no se fue nadie, sino que hay un hito importante en esa fecha, llega Miguel Isa a la Cámara de Diputados de la provincia de Salta (2001 a 2003), y una vez allí pudo hacerse de la intendencia en el 2003. Isa duró allí 12 años, y los resultados de esto están a la vista: Salta quedó transformada en una ciudad en ruinas. El daño fue tal que las intendencias de Gustavo Sáenz y Bettina Romero no lograron revertir tamaño daño. Atraso en infraestructura, falta de inversión, calles dignas de una invasión rusa, cloacas que estallan y la falta de agua, solo para revisar algunos detalles.
Miguel Isa tuvo un alumno dilecto, y fue mecenas del muchacho. Y cualquiera que conozca el paño lo sabe: Isa apadrino desde el primer momento la llegada de Emiliano Durand a la política.
El joven senador, autopercibido como la encarnación de “la nueva política”, en realidad está en el paño desde hace muchos años, pero de eso no habla.
Desmitifiquemos
La familia de Jorge Mario Emiliano Durand está vinculada a la política desde hace décadas: su tío abuelo paterno, Ricardo Durand, fue en dos ocasiones gobernador de la Provincia de Salta. Su abuela fue Lucrecia Barquet, militante de los 70 que debió exiliarse en Suecia tras el Golpe del 76. La madre de Durand, por otro lado, es Lucrecia Lambrisca, quién fue concejal de la capital salteña entre los años 2009-2013. Su tío, Guillermo Durand Cornejo no requiere presentación, en cambio, La esposa de Emiliano, Irene Soler Carmona, fue diputada provincial por el departamento capital durante el período 2011 a 2015. La señora Soler llegó a dicho cargo mediante el Partido Conservador Popular… ¿Por qué este partido?
Durante mayo de 2004 y diciembre de 2010, y gracias a un fallo de la jueza Servini de Cubría, Emiliano Durand (actual esposo de Irene) fue designado como interventor del Partido Conservador Popular de Salta, pero la cosa se pone aun más divertida.
Emiliano también ejerció como asesor del Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta y de la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta entre 2003 y 2012. Una vida dedicada a la misma, una vida sostenida desde el estado.
El abogado y periodista, sin embargo, tiene un pasado más reciente (un muerto en el placard) del que pocos se acuerdan. Esto sea quizás lo más difícil de explicarle a la sociedad. Recordemos.
El propio Miguel Isa lo convocó en el año 2014 para que ejerza el cargo de jefe de Gabinete de la Municipalidad de Salta. Emiliano Durand asumió los primeros días de junio y renunció en octubre de 2014. O sea, duró en el cargo cinco cortos meses. Salió eyectado, asustado y sin ningún resultado positivo para mostrar. No pudo con el CCM y sus vericuetos. Fracasó.
Los medios y la campaña constante: recuerda mi cara
Podríamos agregar que el joven político se desempeño tanto en radio como en televisión, y siempre con una sola consigna: posicionar su nombre e imagen. Su rostro brilla en las grillas de diversos canales de televisión capitalinos y las propagandas de los mismos se ven por toda la ciudad hasta el hartazgo. No existe un solo periodista que tenga tanta exposición en Salta, sin embargo, no posee un perfil de medios contestatario, no realizó investigaciones de fuste, ni, como se diría en las redacciones de cualquier medio, no se “cargo” ningún funcionario corrupto. Hábil para esquivar temas comprometidos, el actual senador “ayuda”, “escucha” y pretende ser el rostro de los nadies, esos que a pesar de sus ya 10 años de exposición mediática constante, siguen pasando hambre. Y es que, por eso mismo, Emiliano Durand, y su encarnación bajo rótulo de “La Nueva Política”, es un oximorón: Durand es una engranaje ya oxidado dentro de la política salteña, un actor fundamental de la misma durante los últimos casi 20 años, y dentro de la misma, fracasó. Emiliano Durand es la propia vieja política, recauchutada, que llega con el fin de hacer lo mismo que hizo siempre: nada.
Esta columna podría extenderse con más y más datos: pauta publicitaria, socios en el estado, empresas constructoras, etc… pero sería ya muy reiterativa: la búsqueda constante de poder, ganancias económicas y nulos proyectos o acciones que generen cambios positivos en la ciudad de Salta, porque en escencia, Emiliano es el producto mejor acabado de la oligarquía salteña: moderno, tecnologizado, suave, tibio y peligrosamente populista, el hombre no tuvo ninguna vergüenza en hacer bailar gente de bajos recursos antes de regalarles un Tablet: “baila para mi y mis cámaras, persona con necesidades no satisfechas”, podría haber sido la frase de Homero Simpson si sus guionistas se hubieran enterado de la anécdota. El vergonzoso escándalo quedó en la nada.
Dorian Grey
El espejo de Dorian Grey del joven tiene un nombre: debate. Emiliano Durand se negará a debatir con sus competidores. El hombre sabe que no superaría jamás una discusión política. Muy inteligente para los juegos populistas, Durand carece de herramientas para administrar un animal difícil como lo es la municipalidad de Salta, ya lo demostró cuando fue jefe de Gabinete de Miguel Isa.
Fuera de aquí, odioso debate
Durante las elecciones del 2021, en donde Emiliano competía para ser senador, se negó a debatir con Matías Posadas y Pamela Ares. Me cuesta pensar que una persona que se niega a debatir antes de una elección pueda tener las herramientas para contener a los muchachos de los sindicatos municipales en caso de que gane la intendencia. Caos y otra vez, desastre.
Salta está en nuestras manos, hoy más que nunca. Los salteños debemos utilizar la cabeza y aprender de una vez por todas que a las promesas se las lleva el viento. Del desastre se sale con trabajo, ahorro e inversión, del desastre se sale con mucho, mucho esfuerzo. El país está en ruinas, y Salta no es la exepción. Escuchemos, en serio, las propuesta de nuestros líderes, la cosa ya no da para más.
(*) director de Agenda/Salta