Durante la madrugada del sábado, el pasaje San Lorenzo, en la ciudad salteña de Orán, fue escenario de un enfrentamiento violento entre grupos de jóvenes. La situación, lejos de ser un hecho aislado, encendió las alarmas de los vecinos, quienes denuncian una creciente ola de violencia en la zona.
En un video registrado por testigos se ve cómo varios jóvenes se arrojan piedras y objetos contundentes en plena vía pública. Las imágenes muestran no solo la brutalidad del enfrentamiento, sino también las consecuencias materiales: al menos dos autos estacionados en la calle resultaron con los vidrios rotos y visibles abolladuras.
A pesar de los múltiples llamados al 911, la policía llegó al lugar aproximadamente media hora después del inicio del conflicto. Para muchos vecinos, esa demora fue inaceptable. “Podría haber terminado en una tragedia”, señaló una vecina del barrio, visiblemente afectada.
La ausencia de detenidos tras el enfrentamiento solo aumentó el malestar de la comunidad. “No entendemos cómo no hay responsables, cuando todo quedó registrado en video”, reclamó otro residente. La sensación de inseguridad crece, y muchos temen que este tipo de hechos se repitan.
Este nuevo episodio no es un caso aislado. Según testimonios de vecinos, las peleas callejeras y los disturbios nocturnos entre grupos de jóvenes se han vuelto más frecuentes, especialmente los fines de semana. La falta de presencia policial durante la noche y la madrugada agrava la situación.
“La zona se vuelve tierra de nadie después de cierta hora”, aseguran. Muchos vecinos han optado por no salir de sus casas después del anochecer, ante el miedo de quedar en medio de alguna riña violenta.
Lo ocurrido en Orán deja en evidencia una problemática más amplia: la falta de medidas preventivas para contener la violencia juvenil. Vecinos piden una mayor presencia de patrulleros, operativos de control y políticas públicas que aborden la raíz del conflicto social.
“La policía llega tarde, no detienen a nadie, y los chicos vuelven a las calles como si nada hubiera pasado”, denuncian. La comunidad exige respuestas urgentes para evitar que estas escenas se conviertan en parte del paisaje cotidiano.
Aunque las autoridades no han dado detalles sobre el motivo del enfrentamiento, algunos residentes afirman que se trataría de disputas entre grupos barriales o pandillas juveniles. La violencia urbana, impulsada por el consumo de alcohol y la falta de oportunidades, parece estar ganando terreno en distintos puntos del país.
“Esto no es solo un problema de Orán. Es algo que se repite en muchas ciudades del interior, donde los jóvenes están cada vez más desprotegidos y sin contención”, opinó un referente barrial.
La indignación es general. Las imágenes del violento episodio se viralizaron rápidamente en redes sociales, y la presión social sobre las autoridades locales crece. Los vecinos no quieren más promesas vacías ni operativos esporádicos. Exigen seguridad constante, justicia y medidas concretas para frenar la escalada de violencia.