La ruta hacia la llegada de los nuevos F-16 al país ya está en marcha. Las primeras seis aeronaves adquiridas por el Gobierno nacional comenzaron su travesía internacional y se encaminan hacia territorio argentino en una operación que combina logística militar, cooperación internacional y un cronograma ajustado. La compra, valuada en unos 300 millones de dólares, representa uno de los movimientos más importantes de reequipamiento aéreo de los últimos años, y se encuentra en plena etapa de traslado antes del arribo oficial previsto para el viernes 5.
El proceso comenzó en Europa, donde los aviones emprendieron el viaje desde Dinamarca, país vendedor del lote de 24 F-16 Fighting Falcon. Tras el despegue inicial, la primera escala se realizó en Zaragoza, España, una base clave para operaciones transatlánticas. Desde allí la flota continuó hacia las Islas Canarias, punto utilizado habitualmente como antesala para el cruce hacia América del Sur.
Con esa etapa cumplida, los cazas iniciaron el tramo más extenso de la travesía: el cruce del océano Atlántico. La llegada a Sudamérica se concretará por la ciudad de Natal, en Brasil, una base aérea estratégica para aeronaves que requieren operaciones técnicas antes de continuar hacia el Cono Sur. Se trata del primer punto de apoyo en territorio americano antes de emprender la última fase del recorrido hacia Argentina.
Todo el operativo cuenta con el respaldo de una estructura logística especialmente diseñada. En paralelo al vuelo de los seis F-16 viajan tres aeronaves de apoyo: un Hércules, un Boeing 737-700 y un KC-135R Stratotanker, este último fundamental por su capacidad de reabastecimiento en vuelo. La participación de estos equipos, pertenecientes a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, garantiza que los cazas puedan completar los tramos más largos sin contratiempos y con el combustible necesario para mantener la estabilidad del viaje.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa —a cargo de Luis Petri, quien está próximo a dejar su puesto para asumir como diputado— trabaja contra reloj para coordinar la llegada y recepción de las aeronaves. En la cartera remarcan que el traslado es un proceso complejo que requiere sincronización entre equipos técnicos, personal militar y organismos internacionales. Además, se ultiman detalles vinculados al acondicionamiento de las bases aéreas locales que recibirán a los cazas, así como los protocolos de seguridad que implica el ingreso de material bélico de este calibre.
El desembarco de esta primera tanda marca un hito dentro del plan de modernización de la Fuerza Aérea Argentina. Los F-16 Fighting Falcon, considerados cazas de cuarta generación, son utilizados por varias fuerzas militares del mundo debido a su versatilidad, velocidad supersónica y capacidad para operar en diversas condiciones. Con las 24 unidades adquiridas, Argentina apunta a recuperar capacidad operativa y avanzar hacia estándares internacionales.
En el país ya se generó expectativa por el arribo de los primeros seis aviones, que vienen de cumplir una travesía de miles de kilómetros y múltiples escalas. El operativo no solo implica trasladar aeronaves, sino garantizar que lleguen en condiciones óptimas para su posterior integración a las unidades locales. Técnicos, pilotos y especialistas vienen trabajando desde hace semanas para asegurar que la transición sea exitosa.
Si los tiempos se cumplen según lo previsto, el viernes 5 marcará el momento simbólico del ingreso de los F-16 al espacio aéreo argentino. Será el punto final de un viaje que comenzó en Europa y que, tras una compleja cadena logística, concluirá con la incorporación formal de estas aeronaves al sistema de defensa nacional. Una operación que, por su magnitud, quedará registrada como uno de los movimientos militares más relevantes de los últimos años.
