A menos de dos semanas de las elecciones nacionales, el peronismo se mueve entre gestos de unidad y tensiones latentes. En ese contexto, Axel Kicillof se reunió con Cristina Fernández de Kirchner en su departamento porteño de San José 1111, donde la ex presidenta cumple prisión domiciliaria.
El encuentro, que duró cerca de una hora y media, se mantuvo en total hermetismo: no hubo foto ni comunicado oficial. La falta de una imagen refleja que, aunque hubo acercamiento, las heridas internas aún no cicatrizan del todo.
La reunión se dio tras más de tres meses sin contacto directo entre ambos dirigentes, y luego de que sectores del kirchnerismo reclamaran señales claras de unidad en medio de un escenario electoral complicado. La última vez que se habían visto fue en junio, en la sede del PJ Nacional, antes de la confirmación de la condena a Cristina por la Corte Suprema.
Según trascendió, el eje principal de la charla fue la estrategia electoral. Coincidieron en que es urgente sumar voluntades para sostener el proyecto en las urnas. También hubo un repaso por la situación nacional y la complejidad del contexto internacional, con foco en la economía y la pérdida de respaldo externo.
En Salta, donde el peronismo también busca reordenarse, el movimiento de Kicillof y Cristina fue leído como una señal de que, pese a las diferencias, se intenta cerrar filas. Algunos sectores del PJ local, aún sin un liderazgo claro, observan con atención cada jugada del kirchnerismo duro, en busca de un anclaje nacional que les permita recuperar presencia territorial.
Aunque la reunión fue un paso hacia el reencuentro, no alcanza por sí sola para disipar las tensiones que atraviesan al peronismo. La falta de una foto oficial no solo fue una decisión táctica, sino también un síntoma: la unidad es hoy una necesidad más que una realidad consolidada.
En este tramo final de campaña, el mensaje es claro: o se ordenan bajo un mismo techo, o la dispersión terminará debilitando aún más a un espacio que enfrenta desafíos urgentes tanto en Buenos Aires como en el norte argentino.
Desde Salta, muchos dirigentes coinciden en que lo que ocurra en octubre será clave no solo para definir cargos, sino para saber si el peronismo logra reconstituirse como fuerza nacional con proyección real. La charla en San José 1111 fue un capítulo más en esa historia. Silencioso, pero decisivo.