A cien días del inicio de su condena por la causa Vialidad, Cristina Fernández de Kirchner vuelve a ser el centro de una fuerte movilización peronista. Desde las 15 horas de este sábado, militantes de todas las vertientes que integran Fuerza Patria se congregan frente a su domicilio en el barrio porteño de Constitución con una consigna clara: “Cristina libre”. La marcha ocurre en medio de una campaña electoral tensa, donde la expresidenta sigue marcando el ritmo desde el lugar que hoy la mantiene alejada de los actos masivos.
La manifestación busca poner en primer plano el rechazo a lo que sectores del kirchnerismo consideran una proscripción política, en un contexto donde Cristina, aunque recluida, no ha perdido protagonismo. En estos cien días se mantuvo activa en redes sociales, enviando mensajes contra las políticas de Javier Milei, y en algunos casos se mostró desde su balcón saludando a quienes la acompañaron desde la calle.
El acto de hoy ocurre justo después del plenario nacional del peronismo realizado en Ensenada, encabezado por Axel Kicillof, quien reunió a más de 200 dirigentes con el objetivo de reordenar el espacio de cara a las legislativas del 26 de octubre. Allí, el gobernador bonaerense se posicionó como una figura clave para unificar el frente, pero no sin generar controversias internas por viejas tensiones y desacuerdos estratégicos.
En Salta, si bien la dirigencia peronista no participó de forma orgánica en la movilización nacional, varios espacios militantes expresaron su respaldo desde redes sociales y acciones simbólicas en distintas localidades. En barrios de la capital, Tartagal y el Valle de Lerma se vieron carteles y pintadas en apoyo a la expresidenta. El kirchnerismo salteño, aunque fragmentado, todavía encuentra en la figura de Cristina un punto de referencia frente al avance de la derecha liberal.
Para muchos, esta marcha es más que un acto de protesta: es también una forma de mostrar que el peronismo sigue activo, con capacidad de movilización y con Cristina como su faro político. A menos de cuarenta días de las elecciones, la necesidad de unidad se impone, al menos momentáneamente, por sobre las internas.
El desafío será sostener ese equilibrio hasta octubre. Mientras tanto, en las calles de Constitución y en distintas esquinas del país, el mensaje se vuelve a escuchar con fuerza: “Cristina no está sola”.