En un movimiento que reconfigura el escenario nacional, Javier Milei y Mauricio Macri acordaron trabajar en conjunto a partir del 27 de octubre. El entendimiento fue sellado durante una reunión privada en la Quinta de Olivos, de la que también participaron Karina Milei y Guillermo Francos. El encuentro, calificado como “muy fructífero” por el Presidente, marca el regreso del diálogo tras meses de distancia.
El acercamiento no es casual. Con las reformas económicas trabadas en el Congreso, Milei necesita apoyo político para sostener su agenda de cambios. Y Macri, aún con peso dentro de Juntos por el Cambio, podría ordenar a parte de la oposición para facilitar la aprobación de leyes clave. La estrategia apunta a reforzar la gobernabilidad sin resignar la impronta libertaria del gobierno.
Esta es la segunda vez en menos de una semana que ambos se ven cara a cara, una señal clara del giro táctico que adoptó la Casa Rosada. El Presidente ya había retomado contacto con Macri días atrás, en parte impulsado por recomendaciones de Donald Trump y por sugerencias del Fondo Monetario Internacional, que insiste en la necesidad de consensos políticos.
Desde el oficialismo quieren que el fundador del PRO no solo dé gestos de respaldo, sino que también se involucre en las negociaciones con legisladores aliados. La expectativa es que, con Macri como interlocutor, se destraben algunos proyectos clave como la nueva Ley Bases o las reformas fiscal y laboral.
En declaraciones recientes, Milei reveló que el vínculo se recompuso a partir de un mensaje de agradecimiento que le envió a Macri, luego de declaraciones públicas en las que el expresidente había valorado la gestión. A partir de allí, retomaron el diálogo y definieron trabajar juntos. “Nos llevamos muy bien”, dijo Milei, restando importancia al año de silencio entre ambos.
En la política local, el acuerdo genera atención. En Salta, los legisladores nacionales de los espacios aliados podrían verse influenciados por este nuevo eje de poder. En un Congreso donde cada voto cuenta, el rol de las bancas del norte es cada vez más decisivo, y el reordenamiento nacional puede redefinir las posiciones.
Además, la estabilidad política impacta directamente en la economía regional. La continuidad de obras, los subsidios al transporte, los fondos para infraestructura y el desarrollo de sectores clave como el litio, el turismo y el agro, dependen de que Nación logre avanzar con las reformas.
La mención a la fecha del 27 de octubre —aniversario de la victoria electoral de Milei— es vista como el inicio de una nueva etapa en la gestión. Una etapa que, más allá del relato rupturista, busca construir acuerdos duraderos para llevar adelante transformaciones de fondo.
Aunque no se habló de un cogobierno, el regreso de Macri al círculo de decisiones del Ejecutivo genera expectativas y recelos. En el PRO, algunos ven con buenos ojos la posibilidad de influir desde adentro. Otros prefieren mantener distancia. Lo mismo ocurre entre los libertarios más puros, que temen una pérdida de identidad si el pacto avanza demasiado.
Lo cierto es que, ante una Argentina golpeada por la crisis y con una sociedad que reclama resultados concretos, Milei decidió apostar por una alianza pragmática. En un país donde las reformas profundas requieren respaldo político real, el acuerdo con Macri podría ser el paso necesario para intentar hacerlas realidad.