El triunfo de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires abrió un nuevo capítulo en la política nacional. Aunque el resultado fue contundente y le dio aire al oficialismo bonaerense, la relación entre Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner volvió a quedar en evidencia: no hubo comunicación entre el gobernador y la expresidenta tras las elecciones, lo que profundiza las tensiones internas dentro del espacio.
Desde el entorno de Kicillof confirmaron que no existieron llamados ni de Cristina ni de Máximo Kirchner, pese a que el mandatario bonaerense recibió felicitaciones de gobernadores provinciales y hasta conversaciones con los presidentes de Brasil y Uruguay. El dato sorprendió a la militancia, especialmente porque en la sede de Fuerza Patria se difundió un audio grabado por la propia expresidenta justo antes del discurso de Kicillof.
En ese mensaje, Cristina Kirchner felicitó al pueblo bonaerense por la “elección histórica” y sostuvo que el resultado fue un límite al presidente Javier Milei, a quien acusó de no gobernar para todos los argentinos. Más temprano, la exmandataria había salido a saludar a los militantes que se concentraron frente a su departamento en el barrio de Constitución, gesto que reforzó su protagonismo en los festejos, pero sin contacto directo con Kicillof.
La distancia no es nueva. El gobernador decidió desdoblar la elección provincial pese a las críticas de La Cámpora y de dirigentes cercanos a la expresidenta, como Máximo Kirchner y Mayra Mendoza. Esa jugada estratégica, que terminó en victoria, fortaleció a Kicillof pero también profundizó la interna sobre quién conduce realmente el espacio.
Con los resultados en la mano, la figura del gobernador cobró mayor relevancia dentro de Fuerza Patria. Algunos sectores lo proyectan como potencial candidato presidencial en 2027, aunque en público el mandatario fue cauto. “Para ganarle a Milei vamos a tener que ser muchos más de los que somos hoy. No alcanza con los que somos”, dijo en su discurso, evitando cualquier definición a futuro.
En su entorno aseguran que Kicillof ya comenzó a pensar en clave nacional. “La oportunidad es ahora, todos juntos. Se está armando algo importante”, confían cerca suyo. Y agregan que desde esta semana se sumará de lleno a la campaña para octubre con un objetivo claro: “darle el golpe de efecto a Milei”.
La victoria bonaerense, sin embargo, no borra las diferencias internas. En el cierre de listas, Fuerza Patria atravesó tensiones que dejaron al frente fragmentado. Ahora, con el resultado favorable, el desafío será consolidar esa unidad frágil en un contexto de crisis política y económica.
Lo que está en juego es más que una elección: es la conducción del espacio. Mientras Cristina Kirchner conserva su peso simbólico y político, el gobernador emerge con una fuerza renovada que lo posiciona como uno de los líderes con mayor proyección. La incógnita es si ambos caminos podrán converger o si la tensión seguirá marcando el rumbo de Fuerza Patria.
Por ahora, el silencio entre Kicillof y Cristina dice tanto como las palabras. El triunfo en Buenos Aires fortaleció al oficialismo provincial, pero al mismo tiempo dejó expuesta la interna que definirá el futuro del partido y, quizás, también el de la política argentina en los próximos años.