El Gobierno de la Provincia resolvió prorrogar por una semana el inicio de la veda total de pesca deportiva en el río Bermejo y sus afluentes. La medida, de carácter excepcional y por única vez, responde a un pedido de comerciantes de San Ramón de la Nueva Orán que vieron afectadas sus ventas durante agosto y septiembre por las malas condiciones climáticas.
Según lo dispuesto por el Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable, a través de la Secretaría de Ambiente, la veda comenzará el 27 de octubre en lugar del día 20, como estaba previsto originalmente. El objetivo es permitir que las actividades comerciales vinculadas a la pesca deportiva puedan recuperar algo de terreno en un contexto económico complejo.
Casas de pesca, servicios turísticos, guías, campings y gastronómicos son algunos de los rubros que dependen directamente del movimiento que genera la pesca sobre el Bermejo. Con el río bajo y las lluvias constantes, las salidas de pesca se redujeron y eso golpeó de lleno al comercio local.
Desde el Gobierno aclararon que la decisión no sienta precedentes y se adoptó exclusivamente por razones socioeconómicas, buscando un equilibrio entre la conservación ambiental y la situación económica del norte provincial.
En paralelo, se recordó que siguen vigentes todas las normativas establecidas por la Resolución N.º 406/2025: tallas mínimas, cupos, modalidades permitidas y zonas restringidas. El Programa Biodiversidad recomendó reforzar los controles semanales para evitar excesos durante esta extensión de la temporada.
Las autoridades destacaron que la protección del ecosistema del Bermejo sigue siendo una prioridad. Por eso se apeló a la responsabilidad de los pescadores deportivos y de quienes ofrecen servicios asociados, para que esta última semana de pesca se desarrolle sin infringir las reglas ambientales.
Para los comerciantes oranenses, esta prórroga es un alivio parcial. Muchos aseguran que no alcanza para revertir el mal trimestre, pero confían en que los días finales de octubre, con mejor clima y más visitantes, permitan mejorar las ventas y cerrar la temporada con un poco más de aire.
El norte salteño, golpeado por la recesión y las dificultades climáticas, encuentra en esta decisión una oportunidad de sostener la actividad sin dejar de lado el compromiso con la biodiversidad del río.