El 7 de junio de 1821 las fuerzas realistas combatían en la ciudad de Salta. Ese día hirieron de muerte al general Martín Miguel de Güemes tras un enfrentamiento con el coronel José María Valdez en su propia casa, ubicada en las calles La Amargura (actual Balcarce) y Yocci (actual España).
Güemes, quien con sus gauchos había defendido la frontera de múltiples invasiones españolas, moriría diez días más tarde, el 17 de junio de 1821, en la Cañada de la Horqueta. Estaba acompañado por sus fieles gauchos, “Los infernales”. Pero también hay una heroína en este relato, aunque muchas veces ha sido injustamente olvidada: su hermana, doña María Magdalena Dámasa Güemes de Tejada. La famosa Macacha.
No fue la única tragedia que trajo ese infausto día. Miguel de Güemes estaba casado con Carmen Puch, hija de un gran hacendado salteño, el vasco Domingo Puch Izuleta y de Dorotea de la Vega Velarde de la Cámara quienes pusieron toda su fortuna al servicio de la libertad. Fue Macacha la que oficio de casamentera entre ellos. Tuvieron tres hijos: Martín Güemes Puch, quien fue gobernador de Salta, Luis Güemes Puch e Ignacio Güemes Puch, fallecido antes de cumplir un año. Al morir su marido, ella no pudo soportar la pérdida y entro en un cuadro de depresión aguda. Se negaba a salir de su casa y en muchas oportunidades ni siquiera comía.
Carmen murió de amor, un año después que su esposo, y está sepultada junto a él en la catedral de Salta. Por un extraño y trágico giro de la historia un descendiente del hermano de Carmen Puch, Dionisio Puch, patriota él también, es nada más ni nada menos que Carlos Eduardo Robledo Puch, uno de los mayores criminales de la historia del país
Macacha, por su parte, nació el 17 de marzo de 1781 en Salta, en el seno de una familia acomodada de hacendado y funcionarios realistas, hija de Gabriel de Güemes Montero, tesorero real de la corona española, y de Magdalena Goyechea, quien descendía de los conquistadores españoles y encomendados al norte del virreinato del Río de la Plata. Eran ocho hermanos, de los cuales ella fue la sexta y la primera mujer. Desde temprana edad, Magdalena mostró una gran inteligencia y habilidad para los negocios. A pesar de que la educación formal para las mujeres era poco común en esa época, ella recibió una educación privada y aprendió a leer y escribir en francés, español e inglés. También aprendió a manejar los asuntos de la hacienda de su familia y a administrar los negocios comerciales de la familia. En octubre de 1803 contrajo matrimonio con Román Tejada, hijo de una de las familias más tradicionales y antiguas de Salta y capitán del Regimiento de Patricios en aquella ciudad a los dieciséis años, con quien tuvo una hija, Eulogia. En marzo de 1813, el capitán Tejada fue hecho prisionero por los realistas en Potosí, donde permaneció cautivo durante un año hasta que logró huir y volver a su hogar. En adelante combatirá en el ejército de vanguardia que comandaba su cuñado. Macacha visitaba los campamentos, y asistía a las tropas de manera excepcional: era enfermera, cocinera, lavandera, lo que hiciera falta.
El 20 de febrero de 1813 en Campo Castañares, hoy zona norte de la ciudad de Salta, se libró la “batalla de Salta” una más sangrientas y prolongadas de la lucha por la independencia de Argentina. Hubo numerosas bajas en ambos bandos. María Magdalena Macacha y las demás mujeres que participaron en la defensa de la ciudad fueron reconocidas públicamente por su valentía y su contribución a la victoria. Martín Miguel de Güemes, por su parte, se convirtió en un héroe. Fue uno de los líderes más importantes de la lucha por la independencia.