Desde esta semana, Wegovy, el medicamento inyectable indicado para tratar el sobrepeso y la obesidad, ya se consigue en farmacias. Se trata de una versión de alta dosis de semaglutida, la misma sustancia activa que Ozempic, pero específicamente formulada para reducir el peso corporal en personas con obesidad y al menos una enfermedad asociada, como diabetes tipo 2 o hipertensión.
La llegada de Wegovy generó gran expectativa entre pacientes y profesionales de la salud, especialmente por su eficacia: estudios clínicos muestran una reducción promedio del 17% del peso corporal. Sin embargo, su uso no está exento de polémica. En Salta, como en otras provincias, especialistas advierten sobre la automedicación y el uso con fines estéticos, algo que ya se está observando en algunos consultorios.
La droga se administra una vez por semana con una lapicera prellenada. La dosis inicial es baja y se incrementa gradualmente hasta llegar a los 2,4 mg, considerada de mantenimiento. El tratamiento debe ser acompañado por un cambio de hábitos: alimentación saludable, actividad física y seguimiento médico. El precio, sin embargo, es elevado: una caja con cuatro dosis de 2,4 mg supera los $690.000, y su cobertura aún no está asegurada por todas las obras sociales ni prepagas.
El mecanismo de acción de la semaglutida es simple: genera una sensación de saciedad prolongada al actuar sobre el sistema digestivo y el cerebro. Esto reduce el apetito y, en consecuencia, la ingesta de alimentos. Pero también puede provocar efectos adversos, como náuseas o diarrea, sobre todo al inicio del tratamiento.
Donde los índices de sobrepeso y obesidad vienen en aumento —afectando a más del 60% de la población adulta—, la aparición de una nueva herramienta farmacológica puede representar una oportunidad. No obstante, los profesionales insisten en que Wegovy no debe verse como una solución mágica ni ser utilizado sin supervisión.
El mayor riesgo, aseguran, es que su uso se popularice entre personas que no lo necesitan clínicamente, guiadas por la presión estética o tendencias en redes sociales. Esta situación ya se vivió con Ozempic, cuya demanda se disparó por fuera de sus indicaciones originales, generando incluso faltantes en farmacias.
El Ministerio de Salud ya dejó en claro que el medicamento no debe recetarse en personas con trastornos alimentarios, y que su venta está sujeta a prescripción médica. Sin embargo, no faltan casos en los que se accede sin los controles necesarios, lo que preocupa tanto en el sector público como privado.
Wegovy es, sin dudas, un avance significativo en el tratamiento del exceso de peso. Pero no reemplaza el enfoque integral que requiere esta problemática. En palabras de varios especialistas, sirve como apoyo, no como única solución. Y ese enfoque es clave en una provincia como Salta, donde el desafío de la obesidad es cada vez más visible.
El futuro de Wegovy en la provincia dependerá, en gran parte, del uso responsable que se haga del medicamento. Porque cuando se trata de salud, no hay atajos.