ESPECTÁCULO

Entre idas y vueltas: cómo Abel Pintos encontró su hogar en Mora

Cinco años, una promesa y un final feliz

Entre idas y vueltas: cómo Abel Pintos encontró su hogar en Mora

La historia de amor entre Abel Pintos y Mora Calabrese es una de esas que parecen sacadas de una novela: encuentros fortuitos, obstáculos emocionales, aprendizajes profundos y, finalmente, una familia ensamblada que hoy vive en plenitud. Aunque su relación se formalizó recién en 2018, el primer capítulo comenzó mucho antes, en marzo de 2013, cuando el cantante brindó un show en Resistencia, Chaco, ciudad natal de Mora.

Ella, madre de una niña llamada Guillermina, estaba entre las primeras filas del recital. Para Abel, fue amor a primera vista. Pero había un detalle: Mora estaba casada. “Así que me guardé”, confesó el artista años después. Pasaron dos años hasta que volvieron a comunicarse, ya con Mora separada. Aunque parecía el momento ideal, Abel no estaba listo. “Era un barrilete, barriletísimo”, dijo en tono autocrítico, reconociendo que en esa etapa fue tóxico y que le hizo daño a quien hoy es su esposa.

Durante cinco años, la relación atravesó idas y vueltas. Abel usaba su agenda como excusa, y sus compromisos musicales no eran compatibles con la vida familiar que Mora llevaba en Resistencia. “Yo estaba en una etapa muy distinta a la que estoy ahora”, explicó en una entrevista. A pesar de los desencuentros, Mora nunca se alejó del todo. “Yo siempre estuve acá”, le dijo cuando él volvió a buscarla en 2018.

Ese fue el punto de inflexión. Abel decidió apostar por el amor y mudarse a Resistencia, donde echó raíces. Adoptó legalmente a Guillermina, le dio su apellido y junto a Mora agrandaron la familia con la llegada de Agustín en 2020 y Rosario en 2024. En una mañana cualquiera, Abel se despertó con una certeza: no quería pasar un día más sin pedirle matrimonio. Compró una alianza, volvió a casa y le propuso casamiento.

Hoy, Abel y Mora viven una relación sólida, marcada por el respeto, la madurez y el aprendizaje. El cantante, que durante años fue reservado con su vida privada, ahora comparte con orgullo momentos familiares en redes sociales. Su historia demuestra que el amor verdadero no siempre es lineal, pero cuando hay convicción y crecimiento, puede superar cualquier obstáculo.


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