Lo que comenzó como una inversión productiva en Mendoza terminó convirtiéndose en un inesperado conflicto judicial para Abel Pintos. El reconocido cantante adquirió, junto a un socio, un campo de 93 hectáreas en el distrito de San Francisco, Lavalle, con el objetivo de desarrollar un emprendimiento agroecológico centrado en la producción de pistachos y aceite de oliva. Sin embargo, al momento de tomar posesión del terreno, se encontró con una situación que no figuraba en los papeles: una familia ya vivía allí.
El matrimonio compuesto por Alberto “Tito” Angulo y Yésica Ferreira, junto a sus cuatro hijos —uno de ellos con discapacidad—, había comprado en febrero de 2024 un lote de 1.500 metros cuadrados dentro de esas tierras. Según relataron, adquirieron el terreno de buena fe a un hombre identificado como Ricardo Morales, quien les ofreció una cesión de derechos posesorios. Con sus ahorros e indemnizaciones laborales, comenzaron a construir su casa y a instalarse en el lugar.
Pero la escritura oficial de la propiedad, firmada por Pintos y su socio en junio de 2024, incluía ese mismo lote. La Justicia determinó que el banco que vendió las tierras al artista era el legítimo propietario, y que la familia Angulo-Ferreira había sido víctima de una estafa. A pesar de presentar documentación y testimonios, no pudieron acreditar la legalidad de su ocupación, y fueron imputados por usurpación.
El 28 de mayo de 2025, la Policía de Mendoza ejecutó el desalojo por orden judicial. La familia debió abandonar la vivienda que habían construido con sus propios medios. El operativo fue tenso: uno de los hijos sufrió una crisis emocional y la madre resultó levemente herida. La Municipalidad de Lavalle ofreció asistencia y un terreno alternativo, pero sin posibilidad de trasladar a los animales terapéuticos del niño, lo que generó resistencia inicial.
Abel Pintos, en medio de su gira nacional, se refirió públicamente al tema durante un acto en la Casa de Gobierno de Mendoza. “Lamento mucho todo lo que sucedió y estoy solidarizado con ellos. El diálogo está totalmente abierto”, expresó. También aclaró que desconocía la presencia de ocupantes al momento de la compra y que su intención es “sumar, no restar”.
Actualmente, la familia desalojada comenzó a reconstruir su vida en otro terreno en Jocolí Viejo, con ayuda de vecinos y donaciones de todo el país. Mientras tanto, el proyecto productivo de Pintos avanza, y el conflicto parece haber llegado a su fin, aunque no sin dejar una huella humana y mediática que el artista difícilmente olvidará.