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FÓRMULA 1

Franco Colapinto busca recuperar la confianza en el GP de Hungría

El piloto argentino admitió que está atravesando un momento difícil y que necesita reencontrarse con su mejor versión

Franco Colapinto busca recuperar la confianza en el GP de Hungría

El sueño de Franco Colapinto en la Fórmula 1 sigue intacto, pero no exento de obstáculos. A sus 22 años, el piloto argentino confesó que vive una etapa compleja desde que se unió a la escudería Alpine y que ha perdido parte de la confianza que supo tener en su debut en el Gran Premio de Emilia Romaña.

"Imola fue mi mejor fin de semana. Era mi primera carrera, mi primera vez con el equipo y, sin embargo, me sentí más cerca de mi compañero, Pierre Gasly", recordó Colapinto en la previa del GP de Hungría. Esa actuación inicial fue una bocanada de aire fresco que, con el tiempo, se fue diluyendo.

Desde aquella prometedora carrera, los resultados no han sido los esperados. El piloto admitió estar luchando con la adaptación al Alpine A525, un monoplaza que aún no termina de comprender del todo. "Hay curvas en las que me cuesta mucho girar, meter el auto. Eso me quita confianza", confesó.

Colapinto también hizo autocrítica: "Estamos intentando entender por qué pasó esto. Después de Spa hicimos algunos cambios que nos acercan a lo que fue Imola. Tal vez veamos mejoras en Hungría. Si tuviéramos la respuesta, ya lo habríamos solucionado".

El desgaste no es solo físico o técnico. En palabras del propio Franco, lo emocional también juega su parte: “No la estoy pasando bien. Cuando sentís que las cosas no se alinean, se vuelve frustrante. Siempre hay algo que falla en cada fin de semana”.

En su análisis más profundo, el argentino destacó que parte de las dificultades también pasan por la falta de sincronía dentro del equipo: "Necesitamos mejorar la comunicación. Faltan conexiones más sólidas para poder estar cómodos en cada situación".

El ambiente en la Fórmula 1 es extremadamente competitivo y exige un entendimiento casi perfecto entre piloto e ingenieros. Colapinto, consciente de esa realidad, se muestra decidido a revertir la situación con trabajo y enfoque: “Estamos en un camino que, aunque con altibajos, nos va ayudando a mejorar. A veces creés que no puede ir peor, y llega un finde como Silverstone que te pega fuerte”.

En medio de este escenario de incertidumbre, el GP de Hungría aparece como una chance crucial para cambiar el rumbo. Colapinto ve en Hungaroring una posibilidad concreta de aplicar los cambios recientes y reencontrar sensaciones positivas con el auto.

“Creo de verdad que el potencial está ahí. El auto puede estar como quiero, pero necesitamos encontrar ese clic. Cuando eso pase, todo va a fluir mejor”, aseguró con optimismo.

El piloto no pierde la fe y sabe que cada vuelta en pista es una oportunidad de aprendizaje. En un calendario tan exigente como el de la F1, cada fin de semana es vital para crecer, adaptarse y demostrar que merece el lugar que se ganó.

Franco Colapinto no es ajeno a la presión ni al sacrificio que implica competir al máximo nivel. A pesar del difícil presente, su discurso refleja madurez, autocrítica y, sobre todo, determinación. En un deporte donde los márgenes son mínimos, a veces basta un solo buen fin de semana para que todo cambie.

Sus seguidores en Argentina y el mundo lo saben: talento no le falta, y las ganas tampoco. El objetivo ahora es claro: volver a sentirse cómodo en el auto, consolidar la relación con el equipo y demostrar que está listo para pelear en la máxima categoría del automovilismo.

El GP de Hungría puede no ser el final del camino, pero sí un nuevo comienzo.


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