Mientras la inflación muestra una leve desaceleración en comparación con los picos del año anterior, la realidad económica sigue golpeando fuerte a las familias salteñas. Según datos oficiales, en septiembre una familia tipo –compuesta por dos adultos y dos menores– necesitó contar con al menos $1.176.852 para no ubicarse por debajo de la línea de pobreza.
Este valor corresponde a la Canasta Básica Total (CBT), el indicador que marca el umbral económico a partir del cual un hogar puede cubrir sus necesidades mínimas no alimentarias, como vivienda, salud, transporte, educación y otros gastos indispensables para vivir dignamente.
En términos porcentuales, la CBT tuvo un incremento del 1,4% respecto al mes anterior, una cifra que, aunque menor que la inflación general de septiembre (2,1%), sigue reflejando la dificultad que enfrentan muchas familias para sostener su poder adquisitivo. En el acumulado de 2025, esta canasta ya subió un 14,9%, y si se compara con los valores de hace exactamente un año, el incremento llega al 22%.
Pero si la pobreza preocupa, la indigencia directamente alarma. Para no caer en esa categoría, una familia salteña necesitó ingresos por $527.736 en septiembre, según la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Este cálculo contempla únicamente los alimentos esenciales para cubrir una dieta básica, sin incluir gastos en servicios ni otros rubros.
La CBA también mostró un alza del 1,4% en el último mes, pero el dato más llamativo está en su evolución anual: un 23,1% más que en septiembre de 2024, y un 17,5% acumulado en lo que va del 2025. En otras palabras, lo que hoy una familia necesita para no caer en la indigencia supera ampliamente el medio millón de pesos, una cifra que hace apenas un año parecía impensada.
Realidades que duelen en Salta
En nuestra provincia, estos números se sienten con mayor crudeza. Salta no escapa al contexto nacional, pero arrastra históricamente altos índices de pobreza estructural, sobre todo en sectores rurales y en barrios periféricos de la capital y otras ciudades como Orán, Tartagal y Rosario de la Frontera.
Mientras los precios suben, los salarios y los ingresos familiares quedan rezagados. Trabajadores informales, changarines, cuentapropistas y hasta empleados registrados viven al filo de la línea de pobreza. Muchos hogares salteños, incluso con más de un ingreso, no logran alcanzar el monto necesario para cubrir la CBT.
La situación se agrava cuando se tienen en cuenta los alquileres, los servicios públicos y los gastos escolares, que en muchos casos ni siquiera están contemplados de forma plena en las mediciones oficiales. En la práctica, las cifras mínimas para subsistir pueden ser aún mayores.
¿Por qué sube la canasta si baja la inflación?
El dato de septiembre plantea una paradoja: la inflación mensual fue menor a la suba de meses anteriores, pero los costos de las canastas básicas siguen en ascenso. Esto se explica porque los productos que las componen, sobre todo los alimentos, no siempre se ajustan de forma paralela al índice general de precios.
En Salta, el aumento en alimentos como carne, pan, lácteos y frutas se sintió con fuerza durante todo el año. También impactan las subas en el transporte, clave para las familias que deben desplazarse diariamente al trabajo, a la escuela o a buscar atención médica.
Además, algunos rubros que integran la CBT, como los medicamentos y productos de higiene, han tenido incrementos que superan el promedio general. Esto termina por empujar hacia arriba el umbral de ingresos necesarios para no ser considerado pobre.
Un problema que se amplifica con la desigualdad
Más allá de los fríos números, la canasta básica refleja una realidad cotidiana que afecta con más fuerza a quienes menos tienen. Las familias que viven en barrios vulnerables o zonas rurales de Salta deben enfrentar, además de la suba de precios, la falta de acceso a servicios básicos, transporte público irregular y dificultades para conseguir empleo formal.
A esto se suma que muchos programas de asistencia social, como la Tarjeta Alimentar o la AUH, si bien son fundamentales para miles de familias, no siempre logran cubrir la brecha entre ingresos y necesidades reales. La ayuda estatal, en muchos casos, llega tarde o resulta insuficiente frente a la velocidad con la que aumentan los precios.
Por otro lado, las economías regionales como la salteña, más dependientes del empleo agrícola, estacional o informal, están particularmente expuestas a vaivenes económicos y climáticos, lo que vuelve aún más frágil la situación de miles de familias en el norte provincial.
Expectativas e incertidumbre
Con los últimos meses del año por delante, y a pesar de señales de cierta estabilización, la preocupación por el poder adquisitivo persiste. Los salarios, tanto públicos como privados, siguen corriendo de atrás, y el consumo en los comercios de Salta muestra una caída sostenida.
El horizonte cercano tampoco ofrece certezas: los ajustes fiscales, los recortes de subsidios y los aumentos de tarifas previstos para el último trimestre del año podrían seguir presionando sobre el costo de vida.
En este contexto, la pregunta que se hacen muchos salteños es simple y dura: ¿cómo se sostiene una familia cuando el ingreso necesario para no ser pobre supera largamente el millón de pesos?
Y si bien las estadísticas pueden ser discutidas, la sensación en la calle no miente: la plata no alcanza, y cada vez son más los que deben elegir entre pagar las cuentas o llenar la heladera.
Cuánto se necesitó para no estar bajo la línea de pobreza en septiembre de 2025, según el INDEC
Con respecto a los ingresos familiares necesarios para superar la línea de pobreza en septiembre, el INDEC señaló:
- Una persona necesitó de $380.858 para no estar bajo la línea de pobreza.
- Un hogar de tres personas -compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 y su madre de 61-, requirió de $936.911 en septiembre para no ser pobre.
- Una familia de cuatro integrantes -conformada por un varón de 35 años, una mujer de 31, un hijo de seis y una hija de ocho-, necesitó un ingreso mínimo de $1.176.852.
- Para un hogar compuesto por cinco personas -una pareja de 30 años y tres hijos de cinco, tres y un año- se requirió una suma de $1.237.789.
Cuánto se requirió para no estar bajo la línea de indigencia en septiembre de 2025
Por su parte, los ingresos familiares requeridos para superar la línea de indigencia en septiembre fueron:
- Una persona requirió de $170.788
- Una familia de tres integrantes necesitó $420.140.
- Los hogares con cuatro personas necesitaron $527.736.
- Si conviven cinco personas, tuvieron que tener un ingreso de $555.063.