En un hecho que quedará grabado en la historia de las relaciones religiosas internacionales, el rey Carlos III de Inglaterra y el papa León XIV rezaron juntos en la Capilla Sixtina del Vaticano, marcando la primera vez que un monarca británico y un pontífice comparten un servicio religioso desde la Reforma del siglo XVI.
La ceremonia se desarrolló este jueves bajo los icónicos frescos de Miguel Ángel, con la presencia de prelados católicos y anglicanos, así como responsables políticos y diplomáticos. Antes del inicio, el Papa recibió al monarca de 76 años y a la reina Camila en una audiencia privada, reafirmando el carácter cordial y ecuménico del encuentro.
El servicio incluyó la interpretación conjunta del coro de la Capilla Sixtina y del coro de la Capilla de San Jorge de Windsor, en un gesto que simbolizó la unión de dos tradiciones religiosas que durante siglos permanecieron separadas. El eje de la oración se centró en la protección de la naturaleza, evidenciando un compromiso compartido entre ambas iglesias frente a los desafíos medioambientales globales.
Durante el encuentro, se produjeron reconocimientos simbólicos: el rey Carlos III fue nombrado “confrater real” de la Iglesia católica, mientras que el papa León XIV recibió el título de “confrater papal” de Windsor. Estos gestos reflejan la intención de fortalecer los lazos entre la monarquía británica y la Santa Sede, en un marco de diálogo y respeto mutuo.
La religión anglicana, a la que pertenece el monarca, nació en 1534 como resultado de la escisión de la Iglesia de Inglaterra respecto a Roma, liderada por el rey Enrique VIII. La reforma se produjo tras la negativa del Papa a anular su matrimonio con Catalina de Aragón, y dio lugar a prácticas diferentes a la Iglesia católica, como la ordenación de mujeres y el permiso para que los sacerdotes se casen.
Cabe recordar que la relación entre la monarquía británica y el Vaticano ha tenido avances históricos en las últimas décadas. En 1961, la reina Isabel II se convirtió en la primera monarca británica en visitar el Vaticano desde la Reforma, inaugurando una serie de acercamientos que incluyeron cinco visitas posteriores a distintos Papas. Carlos III y la reina Camila también habían mantenido un encuentro privado con el Papa Francisco poco antes de su fallecimiento, en el marco de una visita que proyectaba un viaje oficial a Inglaterra.
Además del servicio en la Capilla Sixtina, la agenda del monarca y su esposa en Roma incluyó la asistencia a otro encuentro ecuménico en la Basílica de San Pablo Extramuros, reforzando la intención de diálogo interreligioso y cooperación entre ambas tradiciones cristianas.
El evento también adquiere relevancia en el contexto internacional, ya que refleja un interés compartido por enfrentar desafíos globales, como la crisis climática, desde una perspectiva ética y espiritual. En un mundo donde los conflictos religiosos a menudo dominan las noticias, la imagen de un rey anglicano y un Papa rezando juntos ofrece un mensaje poderoso de unidad y cooperación.
En Salta y otras regiones de Argentina, este tipo de gestos genera interés tanto por la dimensión histórica como por el vínculo con la religión local. La provincia, con una fuerte tradición católica y creciente apertura hacia la diversidad de cultos, encuentra en estos hechos internacionales un ejemplo de diálogo y reconciliación que trasciende fronteras.
La ceremonia también resalta la relevancia de la figura del rey Carlos III en la escena internacional, no solo como monarca de Inglaterra, sino como representante de la Iglesia anglicana, capaz de participar en iniciativas de cooperación interreligiosa. Por su parte, el papa León XIV reafirma la continuidad de la Iglesia católica en su rol de liderazgo espiritual global, promoviendo encuentros que fomentan la comprensión y la solidaridad entre distintas confesiones.
El evento en la Capilla Sixtina será recordado no solo por su carácter histórico, sino por el simbolismo de la unidad. La oración conjunta por la protección del medio ambiente y el reconocimiento mutuo de los líderes religiosos deja un mensaje claro: las diferencias históricas pueden superarse mediante el diálogo, el respeto y la acción común frente a desafíos compartidos.
En resumen, el rezo conjunto de Carlos III y el papa León XIV constituye un hito de impacto global, con repercusiones en el ámbito religioso, diplomático y ambiental. Para Salta, y para el público argentino en general, el hecho representa un ejemplo de cómo la historia y la tradición pueden converger hacia nuevos caminos de cooperación y entendimiento.