Una mujer de 29 años logró escapar de un calvario que duró más de dos décadas: su padrastro la mantuvo cautiva desde que tenía siete años, sometiéndola a abusos sexuales, violencia física y psicológica, y control total sobre su vida. El hecho ocurrió en Araucária, localidad de la región metropolitana de Curitiba, Brasil, y terminó con la detención del hombre de 51 años que la sometió durante 22 años y con quien tuvo tres hijos.
Según relató la víctima a la policía, el agresor utilizaba amenazas constantes y violencia para impedir que buscara ayuda. “Yo sabía que él era una persona agresiva. Tenía miedo, mucho miedo, todavía tengo. Me amenazaba, decía que si no era de él, no sería de nadie. Que nuestra separación solo sería con la muerte”, contó la joven, visiblemente afectada, en declaraciones al medio brasileño g1.
Tras escapar de su captor, la mujer pudo denunciar los hechos ante las autoridades, quienes rápidamente detuvieron al hombre y comenzaron a investigar el caso. Ahora enfrenta cargos por abuso sexual, violencia prolongada y otras imputaciones relacionadas con el cautiverio y la explotación de sus hijastras.
La víctima permaneció toda su vida adulta bajo control absoluto, lo que incluye restricciones de movimiento, imposición de aislamiento social y manipulación emocional. La denuncia y la posterior intervención policial marcaron un paso clave hacia la liberación y la posibilidad de iniciar un proceso de recuperación física y psicológica.
El caso ha generado conmoción en Brasil y ha vuelto a poner en primer plano la importancia de los sistemas de protección de la infancia y la adolescencia, así como de la rápida respuesta de las autoridades ante situaciones de abuso prolongado. Expertos señalan que la detección temprana y la educación sobre derechos fundamentales son herramientas esenciales para prevenir hechos de esta magnitud.
Por el momento, la víctima y sus hijos reciben asistencia especializada, mientras que el hombre permanece detenido y a disposición de la justicia, enfrentando una investigación que podría derivar en múltiples condenas por los delitos cometidos durante más de dos décadas.
Este caso se suma a otros episodios de abuso prolongado que han conmovido a la sociedad, recordando la necesidad de fortalecer la denuncia, la protección y el acompañamiento a quienes se encuentran en situaciones de violencia familiar o sexual.
