Después de varios días de incertidumbre, la ANMAT dio marcha atrás con la alerta que había encendido la alarma entre consumidores de todo el país, incluyendo Salta. El organismo confirmó que el tomate triturado Marolio, en envase de 500 gramos y perteneciente al lote L25114, no contiene gusanos ni representa un peligro para la salud pública.
Inicialmente, se había difundido que el producto contenía microstomum sp., un tipo de gusano microscópico. Sin embargo, una nueva inspección con instrumental especializado permitió determinar que lo observado eran brotes o germinaciones naturales de semillas de tomate. Esta situación no implica ningún riesgo sanitario, por lo que la ANMAT levantó la restricción y autorizó nuevamente su comercialización.
La confusión generó preocupación, donde Marolio es una marca de alta rotación por su precio accesible. Muchos comerciantes retiraron el producto de las góndolas y algunos consumidores alertaron en redes sociales sobre el supuesto hallazgo de gusanos, amplificando el temor.
Aunque el episodio fue aclarado, desde el sector comercial se cuestionó la lentitud de la ANMAT para rectificar su error, lo que provocó pérdidas económicas y desconfianza. El caso también abrió interrogantes sobre los controles de calidad en la industria alimentaria, ya que si bien es raro, es técnicamente posible que una semilla sobreviva el proceso industrial y brote dentro del envase.
El tomate triturado Marolio en cuestión fue producido en Mendoza, pero se distribuye en todo el país. Por ahora, no se registraron efectos adversos ni denuncias en la provincia. Aun así, el caso dejó en evidencia lo sensible que es el vínculo entre consumidores y marcas, especialmente en contextos donde la economía obliga a elegir opciones más económicas.
Con la situación resuelta desde lo técnico, el producto volverá a las góndolas. Pero la confianza del consumidor, esa, llevará un poco más de tiempo en recuperarse.