Formosa reformó su Constitución provincial para eliminar la reelección indefinida de gobernador y vicegobernador, en línea con un fallo de la Corte Suprema. Sin embargo, la nueva norma permite que los mandatos se cuenten desde cero a partir de la entrada en vigencia de la reforma, lo que habilita a Gildo Insfrán a postularse nuevamente en 2027 y, de ganar, seguir en el poder hasta 2031.
La reforma fue impulsada por el propio Insfrán a través de una Convención Constituyente convocada tras las elecciones legislativas del 29 de junio, donde el peronismo arrasó con más del 68% de los votos. Gracias a esa victoria, el oficialismo controló cómodamente la convención y logró introducir los cambios sin obstáculos.
Aunque en los papeles se trata de un avance institucional al eliminar la posibilidad de reelecciones sin fin, el nuevo artículo constitucional establece que el primer mandato que cuenta es el que comience después de la reforma. En otras palabras, Insfrán empieza desde cero pese a llevar ocho mandatos consecutivos desde 1995.
La oposición denunció la maniobra como una burla al fallo de la Corte Suprema, que en diciembre de 2024 había declarado inconstitucional la reelección indefinida. Referentes como el senador Francisco Paoltroni y la dirigente Gabriela Neme calificaron la reforma como un fraude político y reiteraron su pedido de intervención federal, algo que hasta ahora no prosperó.
Desde el oficialismo, en cambio, se presentó la reforma como una modernización necesaria de la Carta Magna provincial, adaptada a una sociedad en constante cambio. Según el discurso gubernamental, se trata de una actualización legal para reforzar derechos, inclusión y gobernabilidad.
Más allá de las justificaciones, el cambio dejó en claro que Insfrán sigue siendo el actor central de la política formoseña. Si bien formalmente se eliminó la reelección indefinida, el nuevo texto le permite presentarse al menos una vez más. De ganar en 2027, alcanzaría los 36 años consecutivos como gobernador, un récord absoluto en la historia argentina.
Este tipo de maniobras genera preocupación en otras provincias del norte, incluida Salta, donde el debate sobre los límites a la reelección también ha generado tensiones. La señal enviada por Formosa es clara: se pueden modificar las reglas para limitar el poder, pero también para sostenerlo con nuevas formas.
Aún resta ver si habrá nuevas impugnaciones judiciales o si la oposición logra articular un espacio que desafíe con fuerza al oficialismo en las próximas elecciones. Por ahora, la posibilidad de que Gildo Insfrán continúe al mando parece más viva que nunca.