De nuevo Axel Kicillof, cuya gestión como ministro de Economía y actual gobernador bonaerense representa un compendio de desaciertos que han sumido a la Argentina en un caos financiero y político de proporciones históricas.
El reciente fallo de la jueza Loretta Preska en Nueva York, que obliga al Estado argentino a entregar el 51% de las acciones de YPF por la expropiación de 2012, no es más que la culminación de una cadena de errores garrafales liderada por Kicillof. Como entonces ministro de Economía, su decisión de expropiar YPF no solo fue un capricho ideológico impregnado de un estatismo trasnochado, sino una maniobra improvisada que hoy nos cuesta USD 16.100 millones, una cifra astronómica que pone en jaque las finanzas nacionales.
Este no es un hecho aislado: la suma de juicios, negociaciones fallidas y desmanejos de Kicillof supera los USD 40.000 millones, una deuda que hipoteca el futuro de generaciones enteras. Kicillof, con su visión soviética y su incapacidad manifiesta, no solo arruinó la economía argentina durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner —cuya corrupción es un lastre adicional—, sino que ahora, como gobernador de Buenos Aires, perpetúa su legado de destrucción.
La provincia, motor económico del país, languidece bajo su gestión: endeudamiento descontrolado, infraestructura colapsada y una administración que prioriza la retórica populista por sobre la eficiencia. Su incapacidad para anticipar las consecuencias de sus políticas ha convertido a la Argentina en un paria financiero internacional, enfrentando juicios y embargos mientras el mundo observa con incredulidad.
El presidente Javier Milei, con crudeza pero no sin razón, lo ha calificado como un “inútil soviético” y un “pelotudo”. Más allá de la retórica, el señalamiento es certero: Kicillof es el arquitecto de un desastre económico que hoy obliga al país a defenderse en tribunales extranjeros, mientras él evade responsabilidad y se refugia en su discurso ideológico. Apelar el fallo, como anunció Milei, es imperativo, pero el daño ya está hecho.
La Argentina paga el precio de la arrogancia y la ineptitud de un funcionario que, lejos de ser un estadista, se ha revelado como un obstáculo para el progreso nacional. Kicillof no solo debe rendir cuentas por el pasado, sino asumir que su presente como gobernador sigue siendo un lastre para el futuro del país.
UN FALLO CONTRA KICILLOF
— Javier Milei (@JMilei) June 30, 2025
Nos acabamos de enterar que la jueza Preska falló contra el Estado argentino en el caso de la expropiación de YPF.
Independientemente de la cuestión de fondo, haber llegado a esta situación del país, es responsabilidad directa del inútil soviético de…