SanCor enfrenta una de las instancias más críticas de su historia. La Justicia le dio diez días para presentar un diagnóstico financiero realista y un plan de crisis que evite su liquidación. La medida fue dictada por el Juzgado Civil y Comercial de la 4ª Nominación de Rafaela, en el marco del concurso preventivo que atraviesa la cooperativa.
El pedido judicial no deja lugar a dudas: SanCor debe detallar cómo planea seguir operando, incluyendo mecanismos de financiamiento, reestructuración de deudas, acuerdos con inversores y hasta la posible incorporación de un nuevo equipo de gestión. Si no cumple con los requerimientos en el plazo estipulado, la cooperativa podría avanzar hacia una quiebra definitiva.
Esta exigencia llega tras dos pedidos de quiebra formales: uno impulsado por exempleados que no cobraron sus retiros voluntarios, y otro presentado por el gremio ATILRA, por deudas salariales y aportes impagos. La asamblea del sindicato respaldó por unanimidad la medida judicial, denunciando un deterioro sostenido sin soluciones concretas.
El juez a cargo advirtió que la situación de SanCor no puede seguir siendo tratada solo en términos legales, ya que la empresa se encuentra en un momento clave para su actividad productiva. El tramo entre septiembre y abril, según el magistrado, es vital para su funcionamiento económico, y por eso se exige un plan que responda a las condiciones reales del país.
SanCor supo ser uno de los grandes referentes de la industria láctea argentina. Con miles de trabajadores y plantas en todo el país, fue símbolo de producción cooperativa. Sin embargo, en los últimos años recortó más de 370 puestos laborales y vendió dos plantas industriales a Adecoagro. Actualmente, sobrevive procesando leche para terceros en Córdoba.
Su posible quiebra preocupa tanto a distribuidores como a pequeños comerciantes, que dependen de sus productos en un contexto donde los precios de los lácteos no dejan de subir.
La incertidumbre crece: en apenas diez días se sabrá si SanCor logra reestructurarse o si avanza hacia una quiebra que pondría fin a más de ocho décadas de historia. En un país golpeado por la crisis económica, la caída de una cooperativa de esta magnitud también sería un golpe simbólico para el interior productivo.