Diego Santilli pisa el acelerador en la carrera por cerrar acuerdos con los gobernadores antes de que el Gobierno envíe el Presupuesto 2026 al Congreso. El ministro del Interior, recién instalado en un rol clave, acumula reuniones formales e informales con mandatarios provinciales, consciente de que el oficialismo necesita mostrar resultados concretos antes de fin de año. En ese mapa político cada vez más apretado, Santilli dejó una señal clara: ningún compromiso podrá cumplirse sin la firma del ministro de Economía, Luis Caputo.
La Casa Rosada quiere llegar a diciembre con un borrador sólido del Presupuesto, que funcionaría como plataforma para las reformas estructurales anunciadas. Pero la construcción de consensos depende tanto de la política como del aval económico, y ahí es donde Santilli busca que Caputo se siente a la mesa. No sólo para legitimar los acuerdos, sino también para evitar que se repita lo que sucedió con varios compromisos que, por falta de firma, quedaron en pausa y dejaron un mal clima con las provincias.
Para distritos como Salta, cuya agenda incluye obras frenadas, pedidos de asistencia financiera y reclamos por la continuidad de proyectos estratégicos, la discusión sobre el Presupuesto es mucho más que un trámite legislativo. Es la llave para definir recursos, infraestructura y prioridades durante todo el año próximo. De allí que el pedido de “garantías firmes” haya empezado a sonar con fuerza en las reuniones reservadas que el ministro viene manteniendo.
El desembarco de Santilli llegó en medio de una interna oficialista que todavía genera ruidos. La salida de Guillermo Francos del gabinete expuso diferencias dentro del Gobierno y reacomodó fuerzas en el entorno presidencial. Karina Milei, Santiago Caputo y un sector más político buscan influir en la estrategia, mientras que Patricia Bullrich ya marcó territorio con un fuerte despliegue en el Senado y un enfrentamiento reciente por el control del Renaper. Ese telón de fondo condiciona la tarea del ministro del Interior, que intenta mantenerse al margen para no quedar atrapado en peleas ajenas.
A pesar de las tensiones internas, los gobernadores observan un dato puntual: los acuerdos que no contaron con el aval de Economía quedaron congelados. Esa experiencia llevó a varios mandatarios a pedir que cualquier entendimiento quede registrado directamente en el texto del Presupuesto, para evitar retrocesos. El reciente acercamiento entre Jorge Macri y Caputo, después de meses de frialdad entre Ciudad y Nación, reforzó la idea de que la firma decisiva está en Economía y que ningún distrito puede saltearse ese paso.

En paralelo, el Congreso se prepara para una negociación compleja. Aunque los bloques violetas crecieron tras las elecciones, la construcción de mayorías sigue siendo imprescindible. En Diputados, Martín Menem mantiene el respaldo presidencial, mientras que en el Senado Bullrich gana protagonismo como figura política con peso propio. Para el oficialismo, llegar a ese escenario con acuerdos prearmados con las provincias es vital para evitar un desgaste prematuro.
En provincias del NOA como Salta, Tucumán, Jujuy y Catamarca se sigue cada movimiento. La región depende en gran medida de definiciones nacionales que involucran obra pública, fondos de infraestructura, recursos para salud y educación, y compensaciones por desequilibrios fiscales. La preocupación es concreta: sin certezas económicas, cualquier plan de desarrollo queda atado a la buena voluntad del Gobierno central.
El apuro del oficialismo por aprobar el Presupuesto antes de Navidad revela la intención de ordenar el año legislativo desde el inicio y enviar una señal de gobernabilidad. Pero con negociaciones todavía abiertas, internas al rojo vivo y reclamos acumulados, cada día cuenta más. Santilli intenta posicionarse como puente confiable entre las provincias y la Casa Rosada, aunque sabe que su fortaleza dependerá de algo que no puede forzar: la decisión política de que Caputo participe activamente.
En Salta y en todo el norte del país, la expectativa crece. El Presupuesto 2026 definirá qué obras continúan, qué programas se sostienen y cuántos recursos llegarán a un territorio que siempre mira con atención los movimientos de Buenos Aires. Por ahora, la única certeza es que la firma de Economía será la clave del acuerdo y que Santilli necesita mostrar resultados en tiempo récord si quiere encaminar una negociación que, para muchos, será decisiva para el año que viene.