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MOVIMIENTO EN EL GOBIERNO

Gerardo Werthein dejó la Cancillería y Milei prepara una reconfiguración del Gabinete

El ministro de Relaciones Exteriores presentó su renuncia al presidente Javier Milei y su salida se concretará tras las elecciones.

Gerardo Werthein dejó la Cancillería y Milei prepara una reconfiguración del Gabinete

En medio de un clima político marcado por las elecciones legislativas, el presidente Javier Milei enfrenta su primer recambio dentro del Gabinete nacional. Gerardo Werthein, hasta ahora ministro de Relaciones Exteriores, oficializó su renuncia tras mantener una reunión con el mandatario y su hermana, Karina Milei, en la Quinta de Olivos. La salida se hará efectiva el próximo lunes, una vez finalizados los comicios, y marca el inicio de una etapa de reacomodamientos en el Gobierno.

 

Según trascendió, Werthein argumentó motivos personales y políticos para dejar el cargo, aunque en los últimos meses se habían hecho evidentes algunas diferencias con figuras influyentes del entorno presidencial. Pese a la decisión, el funcionario continuará ligado al ámbito internacional, con proyección hacia Estados Unidos, donde mantiene una activa agenda diplomática.

El alejamiento del canciller no tomó por sorpresa a los observadores políticos. Desde hace semanas circulaban versiones sobre su malestar dentro del equipo, especialmente tras ciertos roces con el asesor presidencial Santiago Caputo, figura de peso en la mesa chica del Gobierno. En la última gira oficial por Estados Unidos, esas tensiones habrían quedado expuestas por una supuesta confusión en la comunicación con el entorno del expresidente Donald Trump, lo que generó molestia en sectores cercanos a la Casa Rosada.

Fuentes cercanas al oficialismo aseguran que la relación entre Werthein y Caputo nunca fue fluida. El consultor mantiene vínculos directos con funcionarios norteamericanos por canales extraoficiales, algo que el ahora exministro consideraba una intromisión en la gestión diplomática. Las fricciones internas se intensificaron tras las declaraciones públicas de Daniel Parisini —referente del grupo conocido como “los gordos” que responde a Caputo—, quien cuestionó abiertamente algunas decisiones del área de Relaciones Exteriores.

Como antesala a su renuncia, Werthein firmó esta semana un extenso listado de traslados de diplomáticos argentinos al exterior, un movimiento que muchos interpretaron como un gesto de cierre de ciclo. Incluso había trascendido que el ministro había planteado un ultimátum al Presidente sobre la necesidad de redefinir la influencia de ciertos asesores en temas internacionales.

El empresario y dirigente deportivo había asumido el cargo en octubre del año pasado, tras la salida de Diana Mondino, quien fue desplazada luego de que la Argentina votara a favor de Cuba en una asamblea de Naciones Unidas. Desde su llegada, Werthein imprimió una política exterior de alineamiento con Estados Unidos e Israel, manteniendo el discurso libertario de “relaciones maduras con el mundo libre” que Javier Milei impulsó desde el inicio de su gestión.

Su salida rompe un período de estabilidad que se había mantenido dentro del Gabinete desde entonces. En el entorno presidencial reconocen que Milei valora la lealtad y el contacto directo con sus ministros, algo que se habría erosionado con Werthein en los últimos meses. Pese a ello, en la Casa Rosada destacan su rol en la consolidación de vínculos internacionales y en la búsqueda de acuerdos bilaterales para fomentar inversiones.

En cuanto a su reemplazo, ya comenzaron a circular varios nombres. Entre los posibles candidatos se menciona al exvicepresidente Carlos Ruckauf, con amplia experiencia diplomática, aunque dentro del oficialismo no descartan que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, asuma el cargo de manera interina hasta que se concrete la designación definitiva. También suenan figuras cercanas al PRO, como Fulvio Pompeo, quien fue secretario de Asuntos Estratégicos durante el gobierno de Mauricio Macri y mantiene vínculos activos con embajadas y organismos internacionales.

Otro nombre que aparece en las conversaciones internas es el del actual cónsul argentino en San Pablo, Luis María Kreckler, funcionario con trayectoria y alineado con la visión internacional del Gobierno. Karina Milei, en tanto, mantiene como figura de confianza a Úrsula Basset, asesora que ya había tenido un rol relevante durante la gestión de Mondino y que continúa siendo una voz influyente en materia diplomática.

El recambio en la Cancillería no será el único movimiento. El propio presidente Milei anticipó que, una vez pasadas las elecciones, iniciará una etapa de “reacomodamiento” del Gabinete para encarar lo que definió como “las reformas de segunda generación”. De hecho, ya está confirmada la salida de Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa), quienes competirán en los comicios del 26 de octubre, así como la del vocero presidencial Manuel Adorni, que asumirá una banca como legislador porteño.

“Yo tengo un contrato con los argentinos y lo voy a cumplir. Eso implica reordenar el Gabinete para avanzar con las reformas que el país necesita”, sostuvo Milei en una reciente entrevista televisiva. En el entorno libertario reconocen que, tras un primer año de gestión marcado por el ajuste económico y la búsqueda de equilibrio fiscal, el presidente busca ahora un equipo más compacto y con mayor sintonía interna.

Para Salta y el norte del país, estos movimientos generan expectativa sobre cómo impactará la política exterior en la llegada de inversiones y programas de cooperación. Durante la gestión de Werthein, la Cancillería mantuvo un canal de diálogo con gobiernos provinciales para impulsar proyectos productivos y turísticos con capital extranjero, especialmente en sectores como minería, energía y vitivinicultura. Con su salida, habrá que ver si esa articulación se sostiene o si se redefine bajo nuevas prioridades.

El escenario político nacional, de por sí agitado, se mueve al ritmo de las urnas. Pero puertas adentro del Gobierno, Milei parece decidido a profundizar su impronta: rodearse de figuras de su máxima confianza y encarar un segundo tramo de gestión con un equipo más homogéneo. La salida de Werthein, más allá de sus motivos formales, representa el primer paso de un rediseño más amplio, en el que se pondrán a prueba los equilibrios de poder dentro del oficialismo y la capacidad del Presidente para sostener el rumbo político y económico que prometió a los argentinos.


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