En Salta, la crisis económica golpea con fuerza y el panorama financiero se vuelve cada vez más sombrío. La morosidad en préstamos personales y tarjetas de crédito alcanzó un récord histórico, mientras las calles del centro y las redes sociales se inundan de ofertas de dinero rápido que esconden tasas abusivas y riesgos graves. Desde folletos en las peatonales hasta publicidades en WhatsApp, los préstamos informales, incluida la temida modalidad “gota a gota”, se multiplican, aprovechándose de la desesperación de las familias salteñas que luchan por llegar a fin de mes.
El último informe del Banco Central revela que la irregularidad en los créditos familiares trepó al 5,7% en julio, el nivel más alto desde 2010. En Salta, este dato refleja una realidad que se siente en cada barrio: los hogares no pueden hacer frente a las deudas acumuladas, y muchos recurren a prestamistas informales para cubrir gastos básicos como alimentos, servicios o remedios. Sin embargo, estas “soluciones” rápidas suelen convertirse en trampas financieras que agravan la situación, con tasas de interés que superan el 150% anual y, en los casos más extremos, amenazas que van más allá de lo económico.
Un círculo vicioso en las calles de Salta
Caminar por el centro de Salta es meterse de lleno en un mercado de préstamos al paso. En las peatonales, como Caseros o Alberdi, no es raro que en una sola cuadra te ofrezcan tres folletos con promesas de dinero inmediato. “Sacá tu préstamo hoy, solo con DNI”, rezan los volantes, que suelen incluir números de WhatsApp o direcciones de oficinas improvisadas. En redes sociales, los anuncios son aún más agresivos: publicaciones en grupos de compraventa o mensajes directos que ofrecen plata “sin requisitos” y “en el acto”.
Pero detrás de estas propuestas hay un costo altísimo. Por ejemplo, un préstamo de $1.000.000 puede exigir devolver $2.680.200 en 12 cuotas de $223.350, lo que implica una tasa efectiva cercana al 168%, tres veces superior a la inflación proyectada para el año. En casos más urgentes, los préstamos semanales son aún más predatorios: por $70.000, el deudor debe pagar $105.000 en un mes, con cuotas de $26.260. Estas cifras, lejos de ser una ayuda, empujan a las familias a un espiral de endeudamiento del que es casi imposible salir.
El problema no se limita a los números. En Salta, como en otras provincias, los préstamos informales suelen venir acompañados de prácticas intimidatorias. Algunos prestamistas exigen datos sensibles, como resúmenes de tarjetas, comprobantes de sueldo o contactos de familiares, que luego usan para presionar a los deudores en caso de incumplimiento. En los casos más graves, la modalidad “gota a gota” –una práctica que nació en Colombia y ya está instalada en la provincia– pone en riesgo no solo el bolsillo, sino también la seguridad de las personas.
“Gota a gota”: la usura que acecha en los barrios
El sistema “gota a gota” es una de las caras más oscuras del endeudamiento informal. En Salta, esta modalidad se detectó en barrios como Villa Mitre, Solidaridad y 20 de Febrero, donde personas necesitadas reciben dinero en efectivo sin mayores trámites, pero con condiciones imposibles de cumplir. Las tasas de interés pueden superar el 500%, y los pagos se exigen en cuotas diarias o semanales, cobradas personalmente por los prestamistas o sus enviados.
Lo que hace particularmente peligrosa a esta práctica es su vinculación con redes delictivas. En muchos casos, los prestamistas operan bajo fachadas, como la venta ambulante de muebles o electrodomésticos, para captar clientes. Una vez que el deudor cae en mora, las amenazas escalan rápidamente: desde mensajes intimidatorios hasta visitas a domicilio que pueden derivar en violencia. Las autoridades locales ya recibieron denuncias por estas prácticas, y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) alertó sobre la necesidad de denunciar estos casos a través de canales oficiales.
La crisis detr
La morosidad récord no es solo una estadística: es el reflejo de una economía que aprieta cada vez más a las familias salteñas. Según datos relevados por entidades locales, el 91% de los hogares argentinos está endeudado, y en Salta la situación no es diferente. La mayoría de estas deudas se contrajeron en 2024 para cubrir necesidades básicas, como comprar comida o pagar la luz, o para refinanciar otros préstamos. La suba constante de las tasas de interés bancarias, que encarecen los créditos formales, dejó a muchas familias sin acceso a financiamiento tradicional, abriendo la puerta a los prestamistas informales.
Los créditos personales son los que más preocupan, con una morosidad que pasó del 6,5% al 7,3% en un solo mes. Las tarjetas de crédito no se quedan atrás, con un incumplimiento que trepó al 5,3%. Esta situación se agrava por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, que hacen que los ingresos familiares no alcancen para cubrir ni siquiera los gastos esenciales. En este contexto, los préstamos rápidos parecen una tabla de salvación, pero terminan siendo un ancla que hunde aún más a los deudores.
ás de los números