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ESPECTÁCULO

Abel Pintos se engolosinó y sale en busca del oro verde

El proyecto con sabor a polémica

Abel Pintos se engolosinó y sale en busca del oro verde

El reconocido cantante argentino Abel Pintos sorprendió a sus seguidores al anunciar su incursión en el mundo agroindustrial con un ambicioso proyecto de producción de pistacho y olivos en la provincia de Mendoza. Lo que parecía una apuesta sustentable y educativa terminó envuelto en una controversia judicial que sacudió la tranquilidad del distrito de San Francisco, en Lavalle.

Junto a su socio Marcelo González, Pintos adquirió 93 hectáreas en Lavalle a fines de 2024, con el objetivo de replicar el modelo de su emprendimiento “La Matera” en Mercedes, Buenos Aires. Este proyecto no solo se enfoca en la producción de frutos secos, sino que también incluye un vivero y un espacio educativo donde se enseñan prácticas agroecológicas a niños y jóvenes.

Según el ingeniero agrónomo Fernando Lapolla, encargado de liderar el desarrollo en Mendoza, el plan contempla la instalación de viveros, la plantación de pistacho y una pequeña porción de olivos, además de infraestructura para riego y tecnología aplicada al agro. La elección de Lavalle se basó en su acceso al agua, cercanía con rutas estratégicas y el aeropuerto de Mendoza.

Sin embargo, al llegar al terreno, Pintos y González se encontraron con una familia viviendo en una parcela de 1.500 metros cuadrados, dentro del predio adquirido. Alberto Angulo y Yésica Ferreira, junto a sus cuatro hijos, habían comprado el lote en febrero de 2024 a través de una publicación en Facebook, creyendo que la transacción era legítima. El vendedor, identificado como Morales, les entregó documentación que parecía válida, pero no contaba con títulos registrales

Oro verde

El caso de Abel Pintos se enmarca en un fenómeno más amplio: la explosión del cultivo de pistacho en Mendoza. Entre 2016 y 2023, la superficie sembrada pasó de 31 a más de 770 hectáreas, convirtiéndose en uno de los cultivos estrella de la región. El fruto seco, cada vez más presente en alfajores, helados y chocolates, se ha transformado en símbolo de innovación y rentabilidad.


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