Durante más de dos décadas, Natalia Pastorutti acompañó a su hermana Soledad en los escenarios más importantes del país, siendo parte fundamental del fenómeno que revolucionó el folklore argentino desde Arequito. Sin embargo, en una reciente entrevista, Natalia reveló los motivos que la llevaron a tomar distancia artística de La Sole y emprender un camino propio. Su confesión, sincera y emotiva, marca una transformación silenciosa pero profunda en su recorrido musical: “Quería disfrutar, no sufrir”.
La decisión no fue impulsiva ni dramática, sino el resultado de un proceso de introspección y madurez. “Fueron veintipico de años que la acompañé cada fin de semana”, recordó Natalia, haciendo referencia al ritmo intenso de giras, presentaciones y compromisos que compartió con su hermana. Con el paso del tiempo, comenzó a sentir que necesitaba un espacio donde pudiera expresarse desde otro lugar, sin la presión constante de estar en el centro de la escena.
“Uno se va poniendo más grande y sentí que hay que disfrutar, hacer lo que a uno le gusta”, explicó, dejando en claro que su elección estuvo atravesada por una búsqueda de bienestar y autenticidad. La exposición permanente, el desgaste emocional y la exigencia de estar siempre disponible para el público fueron factores que influyeron en su decisión. “A veces, estar todo el tiempo expuesto no es fácil. La gente ve lo lindo, pero detrás hay sacrificio”, agregó con honestidad.
La maternidad también jugó un papel clave en este cambio. Tras convertirse en madre de Pascual y Salvador, Natalia se propuso disfrutar cada momento de su vida, tanto personal como profesional. Su elección de vivir en Arequito, rodeada de su familia y en contacto con la naturaleza, refleja ese deseo de equilibrio. “La idea siempre es hacer base en Arequito”, comentó, reafirmando su compromiso con una vida más tranquila y conectada con sus raíces.
A pesar de la separación artística, el vínculo con Soledad sigue intacto. Ambas comparten un predio familiar en Arequito, donde conviven con independencia pero en constante cercanía. La música, el afecto y la historia compartida siguen siendo el lazo que las une. De hecho, recientemente volvieron a cantar juntas en el Movistar Arena, emocionando al público con una presentación cargada de simbolismo y complicidad.
