Durante años, la relación entre Soledad Pastorutti y Mercedes Sosa estuvo marcada por una tensión silenciosa que muchos en el ambiente musical describían como una especie de “River-Boca” del folklore argentino. La Sole, joven y explosiva, irrumpía en la escena con fuerza mientras Mercedes ya era una leyenda consolidada. Esa diferencia generacional y estilística alimentó rumores de rivalidad, que finalmente se desvanecieron tras un episodio que la propia Pastorutti definió como un punto de inflexión.
En el homenaje “Gracias Mercedes” realizado en el Teatro Colón por el 90° aniversario del nacimiento de la tucumana, Soledad compartió una anécdota que conmovió al público. Recordó el 25 de mayo de 2007, cuando ambas debían cantar el Himno Nacional en Plaza de Mayo. Cada una tenía asignada una parte, pero Soledad debió retirarse antes por otro compromiso. Justo cuando su auto salía, el de Mercedes llegaba, y un grupo de fanáticos de La Sole lanzó insultos hacia la artista tucumana.
Ese momento fue tan incómodo como revelador. “Salvando las distancias y con mucho respeto, Soledad y Mercedes Sosa era como un River-Boca”, dijo Pastorutti, reconociendo que la rivalidad no era personal, sino alimentada por el entorno y los medios. Afectada por lo ocurrido, pidió a su mánager regresar para disculparse. En el camarín, fue recibida por Fabián, el hijo de Mercedes, y luego por la propia Sosa. “Le dije que teníamos que terminar con la rivalidad y debíamos cantar juntas. Y ahí empezó un idilio”, relató emocionada.
Ese gesto marcó el inicio de una relación sincera y respetuosa. Poco tiempo después, compartieron escenario en el Teatro Gran Rex, donde interpretaron juntas “Canción del jangadero”. Más adelante, Soledad fue la primera voz invitada en el disco Cantora, grabando con Mercedes “Agua, fuego, tierra y viento”.
Pastorutti también reveló otro momento clave: un accidente automovilístico que sufrió en 2006 durante una gira. Días después, en Cosquín, Mercedes se le acercó y la abrazó con ternura. “Me dijo que había rezado mucho por mí. Me emocionó profundamente”, recordó La Sole, quien sintió que ese gesto rompió cualquier barrera entre ellas.
Hoy, Soledad reconoce que muchos de los malentendidos fueron construcciones externas. “Mercedes era una grande. A veces los entornos meten ideas que no tienen que ver con las personas en sí”, reflexionó. Con el tiempo, ambas artistas lograron sanar esa grieta y construir un vínculo que trascendió lo musical.