En una jornada que pintaba para ser positiva, Franco Colapinto terminó llevándose un trago amargo en el Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula 1. El joven piloto argentino, que representa al equipo Alpine, tuvo un choque con Alexander Albon en plena competencia y eso lo relegó a la última posición, echando por tierra cualquier posibilidad de pelear por los puntos.
El incidente se produjo en la vuelta 17 del circuito callejero de Bakú, cuando Albon, actual piloto de Williams y excompañero de Colapinto en esa escudería, intentó una maniobra arriesgada que terminó en desastre. El tailandés tocó la parte trasera del monoplaza del argentino, provocando un trompo que dejó al auto de Colapinto cruzado en mitad de la pista. Aunque logró reincorporarse, el golpe le generó daños en el alerón delantero, lo que afectó seriamente el rendimiento del vehículo durante el resto de la competencia.
A pesar del esfuerzo del equipo para mantenerlo en pista, la falta de ritmo y la pérdida de carga aerodinámica hicieron que Franco no pudiera remontar y terminara en la cola del pelotón. La bronca no se hizo esperar, y el propio piloto expresó su frustración tras la carrera: “Perdí todo. Con el trompo, el golpe a la pared y el alerón roto, me complicó la vida. Mucho no pude hacer”.
Hasta ese momento, Colapinto venía mostrando una performance sólida. Largó con decisión, ganó posiciones en las primeras vueltas y se mantenía por delante de su compañero de equipo, el experimentado Pierre Gasly. El rendimiento del Alpine no era espectacular, pero el argentino supo sacarle el jugo con maniobras inteligentes y una conducción prolija. Por eso, el toque de Albon fue un baldazo de agua fría que lo dejó sin nada.
Desde Alpine confirmaron que los daños en el auto afectaron la estabilidad y la velocidad punta, lo cual terminó siendo determinante para el desenlace de la carrera. Los comisarios de la FIA, por su parte, sancionaron a Albon con una penalización de 10 segundos, considerando que la maniobra fue antirreglamentaria. Sin embargo, eso no sirvió de consuelo para Colapinto, que se quedó con las manos vacías.
La bronca del argentino también tuvo que ver con el contexto general de la temporada. Tras un inicio complicado en su año debut en la Fórmula 1, el joven de Pilar venía buscando consolidarse en el equipo y demostrar que puede competir de igual a igual con los nombres más pesados de la categoría. Si bien el talento está a la vista, las circunstancias no lo vienen acompañando.
“Tuve una buena largada, pasé a varios autos, pero no tenemos ritmo en el auto. Hay que tomar muchos riesgos para ir fuerte y por ahora no nos están saliendo las cosas”, reconoció Colapinto, en una muestra de autocrítica y realismo. A pesar del sabor amargo, también dejó en claro que va a seguir peleando para mejorar y encontrar regularidad.
La carrera en Bakú fue otra muestra de lo exigente que es la Fórmula 1 y de cómo un pequeño error —propio o ajeno— puede cambiarlo todo en segundos. Para Colapinto, cada fecha representa una oportunidad para sumar experiencia y ganarse su lugar en la grilla. Si bien el golpe de esta última jornada fue fuerte, no hay dudas de que va a reponerse y volver a dar pelea.
Con cada participación, Colapinto representa no solo a su equipo, sino también a toda una camada de nuevos fanáticos que ven en él un futuro referente.
Mientras tanto, la Fórmula 1 continuará su calendario con nuevas fechas en Asia y Europa, donde Colapinto buscará revancha. Aunque el GP de Azerbaiyán no fue el mejor capítulo de su incipiente historia en la categoría reina, hay confianza en que lo mejor está por venir.