La primera jornada del Gran Premio de Qatar dejó un sabor amargo para Franco Colapinto, que no logró encontrar el ritmo esperado con el Alpine y cerró el viernes en el último puesto tanto en la práctica libre como en la clasificación Sprint. El resultado golpeó al argentino, que no ocultó su fastidio y dejó en claro que la frustración no pasó únicamente por los tiempos en pista, sino por una serie de problemas de carga aerodinámica que arrastró durante todo el día. Para los miles de seguidores salteños y de todo el país que siguieron su debut en este circuito con ilusión, la jornada fue un cachetazo inesperado.
Desde temprano el ambiente se percibía espeso en el box del equipo, donde los ingenieros de Alpine intentaban evaluar los daños que dejó la práctica inicial. Apenas terminó la FP1, Colapinto ya sabía que el auto venía complicado. Según explicó más tarde, la falta de grip fue notoria desde la primera vuelta rápida, una sensación que terminó arruinando cualquier intento de clasificación competitiva bajo las luces de Losail. El argentino, que suele mostrarse sereno incluso en los momentos más tensos, esta vez dejó ver algo de bronca, consciente de que un auto inestable en curvas rápidas no perdona en un trazado tan exigente como el qatarí.
El problema de fondo estuvo en el piso del monoplaza. Tanto Colapinto como Pierre Gasly, su compañero, sufrieron daños severos luego de que el auto “saltara” demasiado en los tramos de alta velocidad. El equipo se vio obligado a reemplazar esas piezas, pero el recambio no fue suficiente: lo que quedó disponible eran versiones de menor carga aerodinámica, un golpe directo al rendimiento en una pista donde la estabilidad es clave. La falta de repuestos de mejor especificación dejó a ambos pilotos contra las cuerdas, aunque Colapinto remarcó que la situación lo perjudicó un poco más.
Con el paso de las horas, la tensión se transformó en resignación. El argentino lo dijo sin rodeos: “Es lo que hay”. Una frase que, más allá de su brevedad, resume a la perfección la impotencia que se vive cuando el problema no depende del piloto. En un campeonato donde cada milésima vale oro y en un equipo que sigue buscando su rumbo en mitad de tabla, la sensación de correr limitado por la falta de piezas de calidad golpea fuerte.
Para los fanáticos de la Fórmula 1, que suelen seguir a Colapinto como si fuera un comprovinciano más, la jornada dejó ese gusto a injusticia que tantas veces se vive en el deporte motor argentino. No se trató de un error de manejo ni de una mala estrategia: simplemente el piloto salió a pista con un auto que no estaba a la altura. El contraste entre el empuje del joven de Pilar y el rendimiento real del Alpine fue evidente desde el primer intento de vuelta rápida. A cada salida, el auto parecía no responder; la parte trasera se movía de más, y la sensación de inestabilidad complicaba cualquier referencia de frenado o apoyo en curva.
“Cuando no tenés grip, no disfrutás manejar”, admitió el argentino al terminar la jornada. Y la frase resuena fuerte en el mundillo de la Fórmula 1, donde los pilotos suelen describir su trabajo como una mezcla de adrenalina, técnica y sensibilidad. Si ese equilibrio se rompe, el piloto debe luchar más contra el auto que contra sus rivales. En Qatar, Colapinto terminó librando una batalla desigual.
Ese cansancio psicológico también se notó cuando explicó que con los neumáticos medios tenía menos agarre que con los duros, algo inusual para cualquier sesión en condiciones normales. Esa falta de estabilidad le impidió ganar confianza vuelta a vuelta, un factor determinante en un circuito donde los cambios de dirección rápidos requieren precisión quirúrgica. La carga aerodinámica insuficiente jugó todavía más en contra en los sectores más veloces, donde la turbulencia y la inestabilidad se amplificaron.
Desde Alpine, las miradas se centraron en la jornada del sábado, donde esperan recuperar algo de terreno. La brecha respecto al resto fue grande, y tanto Colapinto como Gasly quedaron lejos de la posibilidad de soñar con un top 10. Sin embargo, la esperanza del equipo está en que, al correr en horario nocturno, las temperaturas más bajas ayuden a mantener los neumáticos en una ventana más manejable y oculten un poco los problemas de agarre.
Para Colapinto, cada fin de semana de Gran Premio es una oportunidad para consolidarse en una categoría que no perdona, y por eso la frustración de un día perdido pesa un poco más. En Salta, donde el automovilismo siempre tuvo un público fiel —basta recordar la pasión por el Turismo Carretera en el Autódromo Martín Miguel de Güemes—, no faltaron los mensajes de apoyo. Muchos seguidores entendieron que la responsabilidad no cayó sobre él, sino sobre un auto que no dio la talla. La esperanza ahora está puesta en que la mejoría llegue en carrera y que el domingo deje una imagen más cercana al potencial del argentino.
En el paddock, mientras los mecánicos revisaban cada milímetro del monoplaza, Colapinto se mantuvo cerca del box, intercambiando ideas con sus ingenieros y repasando datos. El gesto serio lo acompañó hasta la noche, pero sin perder ese toque competitivo que lo caracteriza. Nadie en su entorno duda de que, si el auto acompaña, el piloto tiene ritmo suficiente para remontar posiciones. La cuestión es si Alpine logrará darle ese mínimo indispensable para pelear.
Los seguidores salteños esperan que el sábado sea distinto. No se trata solo de resultados, sino de ver a un argentino correr en igualdad de condiciones frente a rivales con presupuestos millonarios. En un país donde el deporte motor siempre luchó a pulmón, Colapinto representa una mezcla de orgullo y esperanza. Y cada vez que algo externo lo limita, la frustración también se vive puertas adentro, desde los cafés del centro salteño hasta los talleres donde los fierreros comentan cada sector del circuito.
El Gran Premio de Qatar todavía tiene mucho por delante, y si bien el viernes dejó un golpe duro, Colapinto sabe que cualquier oportunidad de avanzar será bienvenida. El desafío ahora será encontrar un equilibrio mínimo en el auto, recuperar algo de estabilidad en curvas rápidas y aprovechar la carrera larga para evitar quedar atrapado en el fondo. El clima en el equipo promete una noche intensa de trabajo, con ingenieros ajustando parámetros y mecánicos revisando piezas hasta último minuto.
Mientras tanto, la expectativa en Argentina —y especialmente en el norte del país— seguirá firme. La ilusión por ver al piloto avanzar siempre está. Aunque esta vez el arranque haya sido cuesta arriba, el fin de semana aún tiene margen para regalarle a Franco, y a quienes lo siguen desde cada rincón del país, una remontada que limpie el mal sabor del viernes.
Cronograma del GP de Qatar
Sábado 29 de noviembre
- Carrera Sprint: 11.00 a 12.00
- Clasificación: 15.00 a 16.00
Domingo 30 de noviembre
- Carrera: 13.00
Todos los horarios corresponden a la Argentina.
Dónde ver a Franco Colapinto en el GP de Qatar de la F1
La transmisión de la actividad en el Circuito Internacional de Lusail se podrá seguir por ESPN y Fox Sports. También a través de la plataforma de Disney+ Premium.