La reciente sentencia judicial que inhabilita a Cristina Fernández de Kirchner para ejercer cargos públicos sacudió el escenario político argentino, con epicentro en la provincia de Buenos Aires, un territorio clave para las elecciones legislativas de 2025.
La decisión de la Corte Suprema, que ratificó una condena de seis años de prisión por corrupción en la causa Vialidad, dejó al kirchnerismo sin su principal figura y obligó a todos los actores políticos a recalcular estrategias en un contexto de alta polarización. ¿Qué impacto tendrá este fallo en el tablero electoral bonaerense? Un relevamiento reciente arroja luz sobre un escenario ajustado, con La Libertad Avanza (LLA) y el peronismo disputándose voto a voto el liderazgo.
Un golpe al kirchnerismo en su bastión histórico
La inhabilitación de Cristina Kirchner, confirmada el 10 de junio de 2025, no solo la excluye de la contienda electoral, sino que reconfigura las dinámicas del peronismo en la provincia de Buenos Aires, especialmente en la Tercera Sección electoral, un reducto tradicional del movimiento. La expresidenta, quien había anunciado su candidatura a diputada bonaerense, era la carta fuerte del kirchnerismo para movilizar a su base y consolidar el voto en el Conurbano. Sin ella, Fuerza Patria –la coalición que agrupa al kirchnerismo y sus aliados– enfrenta el desafío de encontrar un liderazgo que mantenga la cohesión y el peso electoral.
La sentencia, que también impone prisión domiciliaria a Kirchner debido a su edad (72 años), generó reacciones encontradas. Mientras el oficialismo libertario, liderado por Javier Milei, celebró el fallo como un triunfo de la justicia, el peronismo denunció una persecución política orquestada para proscribir a su líder. En las calles, las manifestaciones de apoyo a Kirchner, con epicentro en el barrio de Constitución, reflejaron la polarización que atraviesa al país. Sin embargo, más allá de la épica peronista, los números muestran que la ausencia de Cristina podría debilitar al kirchnerismo en un momento clave.
Encuesta en PBA: un empate técnico con final abierto
Un relevamiento de la consultora Trends, realizado entre el 25 de junio y el 4 de julio de 2025 con 1.367 casos efectivos, pinta un panorama de extrema competitividad en la provincia más poblada de Argentina. Según el estudio, La Libertad Avanza, en alianza con el PRO, lidera con un 42,2% de intención de voto, mientras que Fuerza Patria alcanza un 40,6%. El margen de error de ±2,7% indica un empate técnico, lo que convierte a la elección en un verdadero cara o cara.
Este escenario cobra relevancia en un territorio históricamente dominado por el peronismo, donde el no peronismo rara vez logró imponerse. El ascenso de LLA como fuerza competitiva refleja el impacto de las políticas de Milei y la fragmentación de los espacios opositores. Sin embargo, el kirchnerismo mantiene una base sólida, especialmente en el Conurbano, donde la figura de Cristina sigue siendo un imán para los votantes.
Fidelidad y fragmentación: cómo se mueve el electorado
El estudio de Trends revela un alto grado de fidelidad entre los votantes de 2023. El 81,6% de quienes apoyaron a Milei en las elecciones presidenciales mantiene su respaldo a LLA, consolidando al oficialismo como una fuerza con arraigo. Por su parte, el 71,9% de los votantes de Sergio Massa –candidato peronista en 2023– permanece alineado con el kirchnerismo, aunque la ausencia de Cristina podría erosionar esta lealtad en los próximos meses.
En el espacio de Juntos por el Cambio, la fragmentación es evidente. De los votantes de Patricia Bullrich en 2023, un 54,1% migró hacia LLA, mientras que un 25,1% permanece con el PRO. Este corrimiento refleja la dificultad del PRO para mantenerse como una fuerza autónoma frente al crecimiento libertario, que capitaliza el voto antiperonista. La dispersión de este espacio podría ser clave para inclinar la balanza en favor de Milei en la provincia.
Las secciones electorales: un mapa en disputa
El análisis por sección electoral muestra a LLA con un desempeño homogéneo, alcanzando un piso del 36% en la Tercera Sección y picos del 40% en la Primera. Este equilibrio le permite al oficialismo competir en zonas que históricamente le fueron esquivas. Por su parte, el kirchnerismo conserva su fortaleza en el Conurbano, con un 35,9% en la Tercera Sección y un 35,7% en la Primera, pero sufre una caída significativa en el interior bonaerense, donde apenas llega al 31%. El PRO, en tanto, logra su mejor marca en el interior con un 8,4%, aunque su performance general sigue siendo marginal.
La Tercera Sección, que concentra el voto peronista, ya no parece ser el factor decisivo de antaño. La polarización entre LLA y Fuerza Patria reduce el margen de maniobra para otras fuerzas, mientras que el voto indeciso –que alcanza un 8% a nivel provincial y un 9,4%: en la Tercera Sección– emerge como el gran definidor de la contienda.
Otras fuerzas: un rol secundario
Fuera del duelo entre libertarios y kirchneristas, el resto de las fuerzas políticas lucha por mantenerse relevantes. El peronismo no kirchnerista, que incluye a sectores disidentes, oscila entre el 6% y el 7%, sin lograr consolidarse como alternativa. La izquierda, por su parte, apenas supera el 4%, mientras que la UCR y la Coalición Cívica languidecen con menos del 1% en casi todas las secciones. Este escenario de concentración refuerza la idea de una elección binaria, donde los votos de las terceras fuerzas tendrán un impacto limitado.
El factor indeciso y el desafío del peronismo
El voto indeciso, que ronda el 8% en la provincia y sube al 9,4% en la Tercera Sección, será crucial en una elección tan reñida. Para el kirchnerismo, la ausencia de Cristina plantea la necesidad de encontrar un nuevo liderazgo que pueda movilizar a su base y captar a los indecisos. Figuras como Axel Kicillof, gobernador de la provincia, aparecen como posibles herederos, aunque su estilo más moderado podría no replicar el magnetismo de Kirchner.
Por el lado de LLA, el desafío es capitalizar la debilidad del peronismo sin perder el impulso de su base. Las políticas de ajuste de Milei, que polarizan a la sociedad, podrían alienar a los votantes indecisos si no se acompañan de resultados concretos. En este contexto, el PRO enfrenta el riesgo de quedar relegado como un actor secundario, incapaz de disputar el liderazgo del voto antiperonista.