La causa por el triple crimen de Varela sigue sumando pruebas clave. En las últimas horas, la Justicia accedió a mensajes de audio enviados por Magalí Celeste González Guerrero, una de las principales sospechosas, que podrían sellar su situación judicial. La joven, acusada de ser una de las dueñas de la casa donde fueron hallados los cuerpos de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15), aparece directamente implicada en los hechos.
Los audios, entregados por su madre adoptiva a la fiscalía, revelan un diálogo tenso y desesperado. “Mamá, me mandé una cagada”, dice en uno de los mensajes. La conversación ocurrió el mismo día en que fue detenida, el 23 de septiembre, en una vivienda cercana a la escena del crimen. Poco antes, le había advertido: “Está la policía en casa, algo pasó en casa”.
En otros tramos, González Guerrero intenta ganar tiempo, temiendo ser la única en pagar las consecuencias. “Si voy sola, voy a pagar el plato de todos”, dice, y luego agrega con preocupación: “El jefe este se va a enterar y chau Celeste”, en clara referencia a un líder narco con el que, según ella, debía “acomodarse” antes de entregarse.
El contenido de los mensajes sugiere que los crímenes podrían estar vinculados a una organización criminal más amplia. En paralelo, ese mismo día se encontró un vehículo relacionado con otros dos detenidos, Víctor Sotacuro Lázaro y Florencia Ibañez. Dentro del auto, había una nota escrita a mano con el nombre y dirección de un supuesto socio de “Pequeño J”, identificado como líder de una banda narco. También se mencionaba que ese hombre había residido en Villa Zabaleta.
Con siete personas detenidas y varias sin declarar, la fiscalía sigue trabajando para establecer quiénes ordenaron los asesinatos, quiénes los ejecutaron y cuál fue el móvil real. Todo apunta a un ajuste de cuentas narco y a la posibilidad de que las víctimas supieran algo que las convirtió en blanco.
El caso generó fuerte repercusión en todo el país, incluida la provincia de Salta, donde se investiga si existen vínculos entre organizaciones delictivas locales y las bandas implicadas en el hecho. En redes sociales y en las calles, los pedidos de justicia se multiplican, mientras crece la preocupación por la expansión del crimen organizado.
Los audios de Celeste podrían ser la punta del ovillo que permita desentrañar una red que va mucho más allá de un triple homicidio. Y aunque el miedo, las amenazas y los pactos de silencio complican la investigación, la Justicia empieza a acercarse a la verdad.