El presidente estadounidense Donald Trump apoya un acuerdo comercial especial con Argentina, enmarcado en su estrategia global para contrarrestar el avance de la dictadura china en todo el mundo.
El mandatario republicano considera al régimen comunista chino como su principal adversario del siglo XXI, y la ofensiva arancelaria que inició a comienzos de mayo forma parte de una guerra comercial de escala global que enfrenta directamente a Washington con Beijing.
En este escenario, la coincidencia ideológica y personal entre el presidente Javier Milei y Donald Trump, junto con la firme postura del mandatario argentino contra el autoritarismo de Xi Jinping y el potencial productivo del país sudamericano, fueron factores determinantes para avanzar en un entendimiento comercial diferenciado con la administración republicana.
Trump busca que la Argentina elimine todas las barreras arancelarias y no arancelarias que dificultan el ingreso de productos estadounidenses. Sin embargo, su interés va más allá: necesita aliados estratégicos que puedan sostener las cadenas de suministro de EEUU y amortiguar un eventual impacto económico interno que podría derivarse si la disputa con China escala a los niveles extremos.
En este contexto, el canciller Gerardo Werthein mantuvo una reunión clave con Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, donde quedó clara la visión estratégica que impulsa Trump en su relación con la Argentina.
Durante el encuentro celebrado en Washington, Lutnick transmitió al canciller argentino la necesidad de que Estados Unidos cuente con cadenas de suministro confiables, y explicó que los aranceles recíprocos impulsados por Trump responden precisamente a esa lógica estratégica a nivel global.
Tras esa conversación, las gestiones entre ambos países se intensificaron, y en la Casa Rosada ahora se espera que la administración estadounidense defina la fecha para anunciar oficialmente un acuerdo que ya se encuentra delineado en sus aspectos centrales.
Argentina habría acordado una lista de 100 productos que ingresarían al mercado estadounidense con arancel cero, en contraste con el gravamen del 10% que Trump dispuso como regla general desde la Casa Blanca.
De concretarse, y dejando fuera de la negociación al acero y al aluminio, Argentina lograría un acceso sin aranceles para entre el 70% y el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos.
En un contexto de creciente tensión comercial, donde Washington puso bajo revisión sus vínculos con socios históricos como la Unión Europea, Canadá, México, Japón y Corea del Sur, la Argentina emerge como un socio privilegiado gracias a la sintonía estratégica entre Javier Milei y Donald Trump.
Por el momento, Trump fijó el 1 de agosto como la fecha a partir de la cual entrarán en vigencia los nuevos acuerdos arancelarios. Esto implica que será Estados Unidos quien defina cuándo comunicar oficialmente el entendimiento alcanzado con Argentina.
Desde la Casa Blanca ya se tomó la decisión política, pero Trump maneja los tiempos del anuncio con un enfoque estratégico: busca presentar su alianza con Milei como un modelo ejemplar en la región latinoamericana.